Atentos a la renovación del CGPJ, prevista para el mes de diciembre –el mandato del presidente de gobierno de los jueces y del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, finaliza el día 4 de dicho mes-. Sobre todo, atentos al juez Fernando Andreu, ahora en la Audiencia Nacional (AN), que tiene muchas papeletas para dar el salto al CGPJ, concretamente, a la comisión permanente del órgano, lo que provocaría su salida de la AN.

La primera consecuencia de este ascenso sería la eternización de los casos de la salida a bolsa de Bankia y de la resolución y venta del Popular al Santander por un euro. Efectivamente, Andreu nunca ha destacado por su agilidad a la hora de instruir y resolver los casos, pero también es cierto que el juez que lo sustituya en la AN querrá hacerlo bien y comenzará Bankia y Popular desde cero.

Mientras, Garzón aumenta su poder y asciende

En todo este proceso, la figura de Baltasar Garzón es crucial. El exjuez –está inhabilitado hasta 2023- está aumentando su cuota de poder y su ascendencia dentro del Gobierno socialista de Pedro Sánchez. El lunes, por ejemplo, estuvo sentado en segunda fila durante la intervención de Sánchez en la Casa de América. No es un dato concluyente pero sí significativo.

Andreu es un ‘garzonita’ de pro y amigo de su profeta (profetisa de don Baltasar), la ministra de Justicia, Dolores Delgado. En otras palabras, tiene muchas posibilidades de terminar en el CGPJ. Mientras, el todavía juez de la AN ha pedido a dos peritos del Banco de España que elaboren un informe sobre el ‘Popu’ y ha solicitado al Banco Santander toda la información acerca del banco intervenido. La entidad cántabra, por supuesto, le ha enviado eso mismo: miles y miles de folios que llevará meses analizar. Sea como fuere, Andreu no moverá ficha hasta tener el informe pericial encima de la mesa.

De un banco que se subasta, que no vale nada, solo se puede certificar su muerte

Vamos, que el caso Popular va para largo… y la Junta Única de Resolución (JUR), encantada. Por cierto, la JUR continúa con su tomadura de pelo. La última muestra, abrir el trámite de audiencia a los accionistas entre el 14 de agosto y el 14 de septiembre, cuando en España agosto es un mes judicialmente inhábil (y en Europa muchos disfrutan de sus vacaciones).

Eso sí, los despachos que sí llegaron a tiempo insisten en el punto más débil del proceso: la auditoría exprés de Deloitte que justificó la resolución del banco. ¿Qué valoró la entidad cuando ya estaba apunto de ser subastada? Oiga, un banco que se subasta no vale nada, es como un cadáver: solo se puede certificar su muerte.