El escritor, poeta y crítico taurino Andrés Amorós, le pide a SM Felipe VI que acuda más a los toros.

Una forma muy fina de asegurar que no acude lo suficiente.

Se trataba de un comentario del ABC a la corrida de toros de la Beneficencia, donde acudió Felipe VI quien, en efecto, no es un entusiasta de los toros, aunque el propio Amorós reconoce que no le tiene ‘manía’ a la Fiesta Nacional.

No le tendrá manía, pero todo el mundo sabe que tampoco le agrada, como sí le agradaban a su padre y a su abuela.

Y justo en el momento en el que la Fiesta se ha convertido en una cuestión ideológica, prohibida en Cataluña, sólo por fastidiar, casi-prohibida en Baleares, con una socialista al frente, etc.

Los reyes no tienen que ir tras el pueblo sino delante: ser una referencia social, es decir, moral. Y si no, las monarquías acaban en república 

Pero Felipe VI es ecologista y un pelín panteísta, y ya se sabe que a los verdes no les gustan ni los toros, ni las familias numerosas, que consumen demasiado oxígeno.

Ahora bien, que a Su Majestad Felipe VI no le gusten los toros… oiga, es cuestión de gustos. Pero sí que nos sirve como ejemplo para recordar que los Reyes no caen por distanciarse de su pueblo, como asegura el papanatismo, sino cuando van detrás del pueblo. Un Rey, o es una referencia para el pueblo o no es nada. Quien dice una referencia dice un modelo, y lo cierto es que Felipe VI ha luchado por ser un Rey moderno, y como todos aquellos que se desviven por la modernidad, acaban siendo retirados por inservibles… y caducos. Entre otras cosas, porque más vale ponerse una vez ‘colorao’ que 15 amarillo.

El ser de España es católica aunque España esté dejando de ser católica a paso acelerado. El Rey de España debe mirar al origen de las cosas. Y pasando de lo abstracto a lo concreto, no pasaría nada, Majestad porque se decidiera usted a dedicar España al Sagrado Corazón de Jesús en el Cerro de los Ángeles, el próximo día 30 de junio. Es el centésimo aniversario de la consagración que hizo su bisabuelo y que el catedrático de Historia, Javier Paredes, narraba en Hispanidad días atrás tras resistir las amenazas de la masonería de su tiempo para derribarle si no seguía sus órdenes para descristianizar España. Y su bisabuelo se negó y, encima, reafirmó la esencia católica de España en el Cerro de los Ángeles, centro geográfico del país.

La originalidad no consiste en ser distinto, aún menos en ser políticamente correcto: originalidad es ir al origen

Esa consagración podía ser el aldabonazo que necesita para liberarse y liberar a su Reinado, que se inició, y continúa, bajo el asfixiante corsé de lo políticamente correcto.

Rompa sus ataduras, Majestad, muéstrese como el Rey católico de un país católico. Por el bien de España… y por el suyo propio, Majestad.