La patronal de la industria siderúrgica española (Unesid) ha exigido al Gobierno una energía mucho más barata, es decir, un precio competitivo de la electricidad, así como una nueva regulación del gas que favorezcan la actividad industrial. Y es que el precio de la energía en España es 25 euros por megavatio (MW) superior al de Alemania, 20 respecto al de Francia y 15 frente a la media europea.

En su 51 Junta Anual, Unesid ha pedido al Gobierno “un compromiso claro” con la actividad industrial y que ponga en marcha medidas, como el estatuto electrointensivo, para acabar con el sobreprecio y la pérdida de competitividad. Ni más ni menos quieren que el precio sea igual de ventajoso que en otros países, pues, por ejemplo, “la factura eléctrica de Acerinox bajaría 35 millones de euros si tuviera las fábricas en Alemania”, ha señalado Bernardo Velázquez, CEO de dicha compañía y presidente de Unesid. Y es que el coste de la energía representa al 30% de los costes totales de la siderúrgica española, pero es un 50% más barato en Alemania y entre un 37% y un 40% en Francia.

Aviso a la ministra Ribera: si la regulación va demasiado rápido y se aleja de la de nuestros vecinos, vamos a conseguir que la producción se desplace fuera de Europa

De cara a la nueva legislatura, la patronal no sólo tiene peticiones en materia de energía, su director general, Andrés Barceló, ha referido el compromiso con el medio ambiente y ha dado un aviso a la ministra de Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera: “Si la regulación va demasiado rápido y se aleja de la de nuestros vecinos, vamos a conseguir que la producción se desplace fuera de Europa, se contamine más y seamos menos competitivos”. Velázquez ha recordado que “el acero se recicla al 100% y un número infinito de veces”, pero es importante “eliminar trabas administrativas para usar sus residuos -escorias- en la fabricación de cemento o como base para las carreteras”. Además, también piden el transporte de la carga en camiones de 44 toneladas, que reducen los costes y las emisiones.

A pesar de las medidas de salvaguarda adoptadas por la Unión Europea, que “están funcionando, pero son mejorables”, según Barceló, las importaciones de acero han subido un 9% en 2018, destacando las de fuera de la UE (+21%) y Turquía (+52%), que es “la nueva China y se ha convertido en un suministrador mayor que Portugal”, ha referido Velázquez. Por su parte, la producción siderúrgica española se ha mantenido estable en 14,3 millones de toneladas (-1%), al igual que las entregas (14,4 millones de toneladas, un 1% más). Así, el consumo de acero en España ha subido un 12%, hasta las 14,5 millones de toneladas, pero la “debilidad” de la economía mundial y las tensiones han hecho que las exportaciones hayan bajado un 12%, sobre todo, fuera de la UE (-18%), debido a las caídas de Argelia y Turquía.

De cara a 2019, esperan que EEUU y China “dejen de tirarse los trastos a la cabeza”, pues nunca han sido tan iguales los riesgos y las oportunidades. Y es que si la guerra comercial entre ambos países es uno de los retos, la mayor oportunidad es un acuerdo EEUU-China. Este último país no es baladí en la industria del acero, pues ya supone el 52% de la producción de acero mundial.