En pleno verano, en Duro Felguera no están las cosas como para disfrutar de unos días de tranquilidad y descanso. La banca se ha plantado y una vez más, aunque esta con mucha más fuerza que en otras ocasiones, la ingeniería asturiana está abocada al concurso de acreedores.

El equipo directivo exigía, además, otro esfuerzo a la banca de casi 220 millones y el Santander ha dicho basta

La banca acreedora, a pesar de que el Gobierno le ha pedido un plazo, está cabreada y se le ha acabado la paciencia. ¿La razón? Resulta que el agujero de Duro Felguera ha aumentado en 155 millones de euros debido a los deterioros extra en algunos proyectos. Unas pérdidas que se empezaron a advertir el pasado septiembre, dos meses después de haber firmado el acuerdo de refinanciación y de haber ampliado capital en 125 millones. Vamos que estos dos hechos aportaron poca tregua al devenir de la ingeniería.

Ahora el equipo directivo exigía, además, otro esfuerzo a la banca (y ya lleva unos cuantos) de casi 220 millones y claro, el Santander, que es la entidad a la que más dinero debe la compañía, ha dicho basta. De hecho, el pool bancario se reunió con Duro Felguera y sus asesores el pasado jueves 13 de junio en la sede de Frashfields (una de las firmas de abogados multinacionales más grandes y prestigiosas del mundo) en Madrid, pero no había expectativas de asumir las exigencias del plan presentado por sus elevados riesgos e incertidumbres

El 'pool' bancario se reunió con Duro Felguera y sus asesores el jueves 13 de junio en la sede de Frashfields en Madrid

En concreto, la ingeniería asturiana pedía a la banca acreedora nada más y nada menos que una quita del 100% de la deuda y las obligaciones, algo con lo que desde el luego el grupo capitaneado por el Santander no está dispuesto a tragar. Y por si esto fuera poco, también quería una línea de avales superior a los 100 millones a cambio de otra ampliación de capital. Recuerden que en la ampliación de capital realizada hace un año la banca aceptó una quita del 73% de la deuda financiera, mantener líneas de circulante y una nueva línea de avales de 100 millones. Parece que lo de ahora ya no tiene cabida ni en la carta a los Reyes Magos...

Al hilo de esto, conviene destacar que el plan de negocio presentado el pasado junio por Duro Felguera estimaba unas ventas superiores a los 1.000 millones y un Ebitda cercano a los 40 millones para el periodo 2019-2021. Pero estas cifras no bastan para las necesidades de liquidez que tiene la compañía dado que se dedica a un negocio con márgenes pequeños y elevados riesgos y además, parecen algo difíciles de alcanzar, sobre todo, viendo el resultado bruto de explotación que tuvo el año pasado: el Ebitda fue negativo (-155,4 millones), aunque las ventas se situaron en 421 millones, por debajo de las del 2017 (624,12 millones). Además, la compañía ha callado que tiene más de 100 millones adicionales de pérdidas a contabilizar y que debe casi lo mismo a sus proveedores.

Y a todo esto se unen los vaivenes que ha habido a nivel corporativo en los últimos meses: el pasado diciembre, se incorporó José María Orihuela como CEO, dejando al presidente, Acacio Rodríguez, sin poder ejecutivo; ha habido cambios en el Consejo; y el pasado julio, Gonzalo Fernández-Ordóñez sustituyó al frente del departamento económico-financiero a Carlos Cuevas de Miguel. Claro que no hay que olvidar que la ingeniería empezó este año sin nuevos proyectos y con problemas en los de Argelia y Bélgica, y pese a que hubo avances en dichas dificultades (como se vio en la Junta de Accionistas del pasado 31 de mayo), la ingeniería a día de hoy sigue empantanada en lo que a proyectos se refiere y en una delicadísima situación financiera como ya se ha comentado.

Por cierto, ¿cuál ha sido la repercusión en bolsa? Se ha pegado un batacazo del 29%