Teresa Ribera, nueva ministra para la Transición Ecológica (en la imagen), participa este lunes en una reunión del Consejo de UE en Luxemburgo, circunstancia que ha aprovechado para insistir en los cambios en materia energética que trae el Gobierno Sánchez. “Cambiamos de posición; España deja de ser un lastre y se alinea con los países con vocación de progreso”, ha dicho Ribero como declaración de principios e intenciones en el marco del debate que ocupa a los ministros europeos para fijar una posición en energías renovables y lucha contra el cambio climático.

Hasta ahora, el consenso estaba en el abandono del carbón antes de 2030, pero el anterior en Energía, Álvaro Nadal, no se había planteado ni el cierre de las plantas térmicas de carbón, de Endesa o Iberdrola. Incluso mantenía una disputa con Galán por el anuncio de cierre de sus centrales de Lada (Asturias) y Velilla (Palencia).

Los cambios del marco regulatorio requieren un tiempo del que no dispone el Gobierno Sánchez

Ribera ha insistido en la supresión de las trabas al autoconsumo, como el impuesto al sol defendido por Nadal y se alinea con la tesis del Parlamento europeo respecto a la cuota en energías renovables del 35%, como poco, en 2030. Ha sugerido incluso ir más allá en esas referencias por la mejora en eficiencia de esas tecnologías y su contribución a que bajen los precios de la electricidad.

Se ratifica así en los mismos mensajes que ha lanzado hasta ahora para fomentar más las energías renovables, al tiempo que es partidaria de dar pasos para prolongar la vida útil de las plantas de carbón y las centrales nucleares.

Ribera insiste en que la nuclear no tiene futuro pero no explica las alternativas para suplirla

El cambio, en consecuencia, es significativo, pero otra cosa es que el Gobierno tenga el tiempo suficiente para ponerlo en marcha, teniendo en cuenta lo que queda de legislatura (no llega a dos años) y el tiempo que dura la tramitación para el desarrollo regulatorio. Léase, por tanto, que no será hasta la próxima legislatura cuando se encuentre, si se encuentra, una solución.   

Teresa Ribera insiste en que la nuclear no tiene futuro pero no explica cuál es el recambio para suplirla, cuando cubre el 20% de la demanda, como en el caso español, y da empleo a 100.000 personas. Nada apunta, en consecuencia, a alternativas concretas, salvo el relevo del carbón por ciclos combinados (el gas contamina menos que el carbón, aunque sube el precio).

El carbón pesa cuantitativamente mucho menos en kilovatios de generación que la nuclear. Se le ha preguntado sobre ese punto con relación al carbón, después de la “alarma social” provocada en regiones como Asturias, pero ha optado por expresiones blandas como “transición justa” o fáciles como “tiempo perdido” para mitigar los efectos en las comarcas.

 “El Gobierno está comprometido con la gente, con las comarcas”, ha dicho, lo cual es fácil de decir sino no se añade nada más.