El Índice de Precios de Consumo (IPC) aumentó cinco décimas su tasa interanual en mayo, hasta quedarse en el 2,7%, según los datos publicados este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que confirman los avanzados a finales del mes pasado.

La causa de esta subida ha sido el encarecimiento de las gasolinas, de los automóviles, de los aceites y grasas y del gasóleo para calefacción, así como el comportamiento de los paquetes turísticos y el pescado y el marisco, cuyos precios bajaron en mayo de 2020 más que igual mes de 2021.

En tasa mensual (mayo sobre abril), el IPC subió un 0,5%, siete décimas menos que en abril.

Por su parte, la Inflación subyacente (sin alimentos no elaborados ni productos energéticos) situó su tasa interanual en mayo en el 0,2%, dos décimas más que en abril y 2,5 puntos inferior al índice general. Se trata de la mayor brecha entre la subyacente y la tasa general desde agosto de 1986.

En el quinto mes de 2021, el Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA) elevó su tasa interanual cuatro décimas, hasta el 2,4%, mientras que subió un 0,5% en tasa mensual.

Por cierto que en EEUU, el IPC se ha situado en el 5% interanual en el mes de mayo, impulsado una vez más, principalmente, por el alza de la energía (el petróleo ya está por encima de los 70 dólares), pero también por el resto de componentes que dan forma a la cesta típica de la compra del consumidor americano. El IPC se encuentra en máximos desde mediados de 2008, recoge El Economista.

En cualquier caso, el miedo es otro: en todo occidente se empieza a hablar de estanflación: sin crecimiento económico pero con subida de precios. Lo peor de lo peor.