Pedro Sánchez nombró al jacobino, centralista, anticlerical y europeísta Josep Borrell como su nuevo canciller. Nombrar a un ex presidente del Parlamento europeo era algo que necesitaba para tranquilizar a Bruselas. Al tiempo, su nominación encabrona a los separatistas catalanes, pues como buen jacobino, Borrell tiende al centralismo y demuestra que socialismo y comunismo buscan ante todo el poder y que los nacionalismos tienden a diluirlo en poderes autonómicos. De cualquier forma, quien dirigió las manifestaciones pro-españolas en Barcelona difícilmente puede ser del agrado de los de la estelada… que, no lo olvidemos, votaron sí a la investidura de Sánchez, pero sólo para castigar al PP.

Borrell es otro ateo anticlerical de la cuadra PSOE pero, eso sí, centralista

Es un grito más del Frente Popular que ha llegado al poder, formado por socialistas, comunistas y separatistas de distinto signo, una mezcla explosiva cimentada sobre dos aversiones: la cristofobia y la hispanofobia. En el caso de Borrell prima la primera; en el caso de los antiguos convergentes, o del PNV, la segunda.

Y de cara a Bruselas, europeísta, eso nadie lo puede negar

Reacción general: este Gobierno será breve porque no puede casar lo incasable: marxismo y separatismo. Esto sirve para expulsar al PP pero no para forjar un Gobierno.

Eso sí, Sánchez habrá sido presidente y habrá detenido la caída por el desagüe del PSOE… que se había quedado sin poder y sin identidad.