El Banco Central Europeo lleva meses pidiendo fusiones paneuropeas, no porque vaya a conseguir así mejores bancos -un buen banco no es el que tiene mucho capital; es el que tiene poca morosidad-, sino porque lo que persigue el supervisor es que haya menos entidades y más grandes, mucho más grandes.

Ahora bien, el deseo del BCE se ha topado hasta ahora con dos obstáculos: los propios bancos y los gobiernos europeos. Porque fusionar dos entidades implica fusionar dos consejos de administración, duplicar equipos directivos…

Y si ningún banquero quiere perder su puesto, ningún gobierno europeo quiere perder uno de sus bancos, que con las cosas de comer no se juega. Estamos hablando, además, de banca doméstica, pegada al terreno, y no de banca de inversión, mucho más deslocalizada.

En definitiva, los constantes llamamientos del BCE para lograr fusiones paneuropeas no han obtenido respuesta alguna hasta ahora que, según el Financial Times, Unicrédit y Société Generale exploran su fusión. Estamos hablando del primer banco italiano, que capitaliza 32.940 millones de euros, y de una de las entidades francesas más grande, con un valor bursátil de 30.900 millones.

Si Mario Draghi y compañía se salen con la suya -Luis de Guindos incluido- se crearía uno de los grandes bancos europeos, con una capitalización en torno a los 63.800 millones de euros, más que el BBVA, cuya capitalización ronda los 49.200 millones, y menos que el Santander, cuyo valor bursátil supera los 90.200 millones de euros.

En cualquier caso, estaríamos ante uno de los gigantes europeos. Pero el camino no es fácil y plantea algunas incógnitas, algunas muy importantes. Por ejemplo, ¿quiénes serían el presidente y el Ceo? ¿Dónde estaría la sede social? ¿Se imaginan a italianos y franceses cediendo en alguna de estas cuestiones? ¿A que no?

Sea como fuere, se han adelantado a Francisco González. El presidente del BBVA busca una fusión paneuropea para forzar una nueva prórroga en su mandato, que finaliza en octubre de 2019, cuando cumpla 75 años.