Los relevos en la cúpula de Deutsche Bank se han precipitado por las discrepancias entre el consejero delegado, John Cryan, y el presidente del Consejo de Supervisión, Paul Achleitner. Los cambios no sólo dejan en cuestión la reestructuración llevada a cabo en los últimos años por Cryan, británico, al dar el mando a un alemán, Christian Sewing, experto en banca comercial. Ojo, porque su primer mensaje, en una carta, a los empleados ha sido tan duro como en las “decisiones difíciles” que llegan.

Pero hay más. Por debajo de esa guerra, que como ya explicamos, es una reacción a la huida de los inversores del orgullo de la banca alemana, late otra confrontación, en la que perdido otro alemán, Marcus Schenck, responsable del área de banca de inversión y ha ganado Sewin, resposable del área de banca privada y financiación de empresas.

El banco acelera las desinversiones en aquellas zonas geográficas donde no es rentable

Sewing y Schenck ha sido hasta ahora los dos vicepresidentes por debajo de Cryan que se disputaban su trono desde hace un año, cuando fueron nombrados, dentro de un paso más en el largo proceso de reinvención de Deutsche Bank para volver a ser alemán.

Ahora bien, ese proceso estaba previsto que terminara en 2020, pero concluye dos años antes con la precipitada salida de Cryan, este mismo mes, y de Schenck, el próximo mayo. Y los nuevos vicepresidentes son Karl von Rohr (director jurídico) y Garth Ritchie (Mercado de Capitales, cuyo cometido asume Frank Straub, Ceo de Postbank).

Lo que se activa a partir de ahora en el banco germano es un recrudecimiento más del proceso de ajuste: un mayor recorte de costes  (23.000 millones este año) porque, de lo contrario, los nuevos ingresos se esfumaban. El grupo genera una gran parte de sus ingresos en la banca de inversión pero esa área apenas gana dinero. 

“Revisaremos nuestros procesos internos para eliminar la burocracia o la duplicación”, dice el nuevo Ceo

“Reveses como los del cuarto trimestre de 2017 no deberían repetirse bajo ninguna circunstancia”, ha adelantado Marcus Schenck, junto a otro mensaje claro: “hay que recuperar la mentalidad de cazador”. Perlas entre otras perlas, como “limpiamos nuestro banco, tenemos un colchón de capital suficiente” o “revisaremos nuestros procesos internos para eliminar la burocracia o la duplicación.”

En paralelo, se acelerarán las desinversiones de donde no es suficientemente rentable, que sumarán nuevos ingresos en la misma línea del proceso de venta del 25% de la gestora de activos (DWS Asset Management) por unos 1.500 millones. Todos los negoción del grupo van a ser revisados ahora, especialmente los de EEUU y los individuales en Asia.

La reacción en bolsa ha sido positiva: el banco sube en torno al 4%, hasta 11,81 euros por títulos, aunque sólo este año acumula una pérdida del 28,5%, una burrada desde la medida del 3% de los bancos europeos.