Nueva revisión a la baja del crecimiento económico para este año. Según la vicepresidenta de Asuntos Económicos, España no crecerá el 7,2% este año sino el 6,5%, y un 7% en 2022. Mayor es la rebaja si tenemos en cuenta que el Ejecutivo pronosticó que los fondos europeos aumentarían el crecimiento hasta el 9,8% del PIB en 2021. Ahora, tras el primer trimestre, ese dinero ni siquiera tiene la aprobación definitiva de Europa.

Creceremos menos pero el empleo mejorará las previsiones anteriores: el paro no será del 16,9% sino del 15% este año. ¿Cómo se logrará esto? Ni idea. “Se ha roto la habitual relación entre la evolución del PIB y el empleo”, se ha limitado a explicar Calviño durante la rueda de prensa. “Nuestro mercado está aguantando”, ha afirmado, a pesar de ser una de las tasas de paro más elevada de Europa.

Lo preocupante de la número uno del Gobierno en materia económica no es que rebaje las previsiones sistemáticamente, sino que en todo este tiempo no ha puesto ni una sola medida concreta sobre de la mesa, más allá de los ERTE y las moratorias, es decir, más allá de la política de la subvención que caracteriza al Gobierno. Lo más relevante de ‘Nadie’ Calviño es su inacción.

La reforma laboral es la única medida anunciada este viernes. Nada nuevo en el horizonte: “Nuestro compromiso con el diálogo social y la claridad con la que vamos explicando nuestros objetivos y las acciones que vamos a ir desarrollando tienen que dar una enorme seguridad”, ha señalado. Seguro que sí, doña ‘Nadie’.

En resumen, con una España subvencionada, ahogada por la deuda y sumergida en la pobreza, a Calviño sólo se le ocurre retrasar la recuperación un trimestre. Y el próximo trimestre... la retrasará un trimestre más.