Consejo de ministros del viernes 20 de diciembre. Sale a escena Isabel Celaá, la reina de las descripciones, que no de las explicaciones, la portavoz que ha logrado el acabose de la transparencia fingida: conclusiones sin premisas y terapias sin diagnósticos.

De entrada, nos informa de lo que hace el Gobierno cuando se reúnen los viernes en Consejo de Ministros. Sí, hace cosas. Podría hacer mucho más claro, de no ser por la derechona -nunca por los comunistas, ni por los separatistas, que son buena gente-. Pero como no hay Gobierno todas las ideas espléndidas todas ellas, se quedan en el cajón.   

Isabel Celaá nos remite a un trabajo sobre prostitución, pero centrado, como corresponde a las orejeras feministas, en la explotación sexual de mujeres y niñas.

Ya sabe, no hay niños explotados sexualmente y no hay mujeres que se prostituyan porque les de la gana. Ni una sola.

La mayoría de los catalanes (48%) está contra la independencia pero los separatistas (42%) obtendrían mayoría absoluta en el Govern

Desde luego, hay que luchar contra esta lacra -ahora sí, lacra- de la explotación sexual de mujeres y, sobre todo de las niñas, pero también de cualquier otra explotación sexual, de cualquier tipo. Y, desgraciadamente, hay mujeres que se prostituyen porque quieren, no porque les obligue una mafia. Han convertido la indecencia en su oficio.

Dicho esto, hay que perseguir toda injusticia. Por supuesto que sí: duro con las mafias de miserables que esclavizan a las mujeres. Pero no hace falta ocultar parte de la verdad. La técnica de decir la verdad, nada más que la verdad, pero no toda la verdad es el mejor resumen de la política informativa del Gobierno Sánchez. Bueno, en el caso del Ejecutivo, sueltan la verdad con algún que otro sofisma (¿O es al revés, un sofisma permanente salpicado de alguna verdad?)

Pero, miren por dónde, el asunto de la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros fue la cuestión catalana y la formación de Gobierno y Celaá anda más acertada en lo primero que en lo segundo.

De lo que no se habló fue de la consecuencia más importante de la sentencia del Tribunal Europeo de Justicia: la eurofobia creciente en España, el que fuera el país más europeísta de Europa. El enlace que se ha hecho viral, lo dice todo.

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Por partes, los medios somos especialmente idiotas al seguir los diagramas de esos expertos en propaganda que son los independentistas.

Verbigracia: ERC se ha empeñado en que hable la Abogacía del Estado sobre la sentencia y la inmunidad parlamentaria. ¿Y por qué quieren que lo haga? Pues porque no pueden pedirle al Gobierno que mediatice al poder judicial y lo intentan con lo más parecido a un juez: un abogado del Estado. Ahí, Celaá ha estado acertada: la Abogacía del Estado no forma parte del poder judicial.

Pedro Sánchez es un personaje que considera que toda crítica es una ofensa

Y también tiene razón al asegurar que la sentencia del Tribunal Europeo no es para tanto. Es una victoria independentista mínima. Además, la última encuesta de la Generalitat habla de un 48% de los catalanes que no quieren la independencia frente a un 42% que sí. Esa no es la mayoría suficiente para el canto por la democracia con la que los líderes políticos separatistas mienten como posesos.

Volvemos al Gobierno de España. Cuando no hay otra alternativa, permita que el que haya ganado puede gobernar.

Lo cierto es que el PSOE no ha ofrecido la menor posibilidad al PP de pactar. La vía es deseable pero “inexistente”, según Celaá: otra mentira. Existiría si el PSOE quisiera… aunque es cierto que Casado podría adoptar una postura más proactiva. En cualquier caso, otra mentira del Ejecutivo es la de que “este es el único Gobierno posible”. ¿Cómo va a ser el único gobierno posible la suma del primero y el cuarto y no la suma del primero con el segundo?

¡Ah!, el enfado de la prensa. Cuando no sabe que responder, Doña Isabel nos hace un editorial: “El Gobierno cree en la libertad de prensa y ustedes lo saben, somos gente que creemos en las ruedas de prensa con preguntas”. Me pregunto cómo será una rueda de prensa sin preguntas.

Y luego: “les hablo con absoluta sinceridad”. ¡Ay madre!

“No se puede responder a aquello que todavía no existe”. Gran mentira. Unas conversaciones políticas para formar gobierno deben ser absolutamente transparentes, en la negociación y en las conclusiones. ¿Qué tienen que ocultar?

Además, los socialistas se han cargado el canutazo, no responden a ninguna de las preguntas que se les formula y, en resumen, Pedro Sánchez es un personaje que considera que toda crítica es una ofensa. No, son poco trasparentes. Pero no hay que quejarse tanto: hay que fiscalizarles más.

Celaá: “El Gobierno cree en las ruedas de prensa con preguntas”. ¿Cómo serán  las ruedas de prensa sin preguntas?

Volvamos a Cataluña y a la formación de Gobierno. Celaá asegura, con suficiencia a la periodista que le pregunta por ello que “el Gobierno no da instrucciones a la Abogacía del Estado”. Pues muy mal, para esto está la abogacía del Estado; para que le den instrucciones… como un particular da instrucciones a su abogado. El profesional es el que concluye y el Gobierno quien decide: ¿cuándo se darán cuenta en el PSOE de que puedes convivir con el separatismo -y dialogar- pero no debes intentar comprenderlo, porque es irracional?. Los catalanes siguen siendo partidarios de permanecer con España en un 48% y de la independencia en un 42%, pero luego los partidos independentistas consiguen mayoría en el Parlamento.

Pero lo más importante es que Europa ya no mola o al menos ya no mola tanto. Y lo también cierto, y más importante, es que aun estamos a tiempo de evitar un Frente Popular. Para eso, es preferible unas terceras elecciones. Porque, desde luego, PSOE-Podemos no es el único gobierno posible: ¿cómo va a ser la suma del primero y el cuarto y no la suma del primero con el segundo?