• Raro es el día que no se agolpan operaciones (promoción, alquiler o suelo) a través de las socimis.
  • A Domo Activos, la número 41 que cotiza, se sumarán más. Ya lo anuncia otra, Aedas Homes.
  • La fiebre, que dura ya dos años, amenaza con un resfriado generalizado, pero nadie quiere ser el último.
  • Los fondos buitre ven recorrido, aunque no han terminado, por ello, los problemas en los bancos por la burbuja anterior.
No hablamos de informaciones ocasiones sino de una retahíla casi a diario, en la que se repite en fondo, una burbuja inmobiliaria bis, aunque técnicamente -los analistas son así- no se pueda hablar de ello. Prefieren hablar de oligopolios financieros, que capitanean los fondos de inversión, para comprar activos a un precio, y que venderán después a un precio mucho más elevado -aprovechando una demanda tan creciente- para forrarse. Sin ir más lejos, este viernes coinciden en el tiempo que hay otra socimi en la lista para cotizar, Aedas Homes, justo al día siguiente de que lo hiciera otra, Domo Activos. La fórmula se repite en forma de sociedades anónimas que aprovechan las ventajas fiscales y de otra índole para saltar al mercado, a la espera de lo demás. El caso de Domo Activos, la número 41 en cotizar, se saldó con una subida del 4,5%, aunque tiene un único activo, un terreno en el ensanche madrileño de Vallecas comprado a la Sareb, en marzo, por 6,55 millones, y que se valora ahora en 7,3 millones. La idea es pillar inversores para construir y alquilar después, lo mismo que también Aedas Homes (prevé cotizar antes de fin de año). Ahora tiene un accionista, Hipoteca 43 Lux, pero calcula que captará en bolsa 100 millones más para financiar la compra de suelo edificable y promover viviendas después. Otra socimi, más veterana, Quabit, anuncia hoy viernes también una ampliación de capital no dineraria para el traspaso de suelo -valorado en 30 millones- de su principal accionista, el grupo Rayet, especializado en construcción. Y en todo ese tejemaneje, con fondos de inversión de por medio. Son los que ponen el dinero para retirarse con jugosas plusvalías. Es el caso también de otra promotora madrileña, Gestilar, aliada con fondos de Morgan Stanley, que pretende construir 2.500 viviendas nuevas los próximos dos años con un inversión de 500 millones, como ha señalado su presidente, Javier García-Valcárcel, a Europa Press. Demasiadas operaciones en todos los frentes -promoción, alquiler, suelo, viviendas, centros comerciales, hoteles, etc…-, que adelantan más de lo mismo: una fiebre que dura ya dos años y que amenaza con un resfriado generalizado. Pero salen nuevos jugadores como si nadie quisiera ser el último. O dicho de otro modo: una burbuja inmobiliaria a la que sigue una burbuja bursátil. No deja de ser paradójico, cuando el problema no ha terminado para las entidades financieras que todavía arrastran los efectos de la primera burbuja, lo que les ha obligado a malvender activos -para soltar lastre- y ganar en recursos propios, o colocárselos a la Sareb. También en el suelo, el activo más ruinoso durante la última crisis inmobiliaria. Rafael Esparza