Se inicia el 'procés' euskaldún. ¿O es que no entendemos que a los padres del PNV les han salido hijos batasunos?

Lo que ocurre es que, a imitación de los separatistas catalanes, los vascos han optado por renunciar a la violencia y entrar en la procelosa senda del pacifismo. Esa senda que siempre acaba por provocar nueva violencia, pero una violencia que resulta difícil imputar al pacifista instigador.

Ahora el enemigo ya no es Josu Ternera: ahora será Íñigo Urkullu y compañía, que cuentan con mejor imagen pública que Puigdemont, ergo, resultan más peligrosos.

No ha cambiado el separatismo vasco, sólo ha cambiado de táctica. La del separatista PNV, gemelo de la antigua Convergencia, es la vencedora.

Y ojo, porque al separatismo vasco se une ahora el navarro, con un alcalde de Pamplona, el peligroso batasuno Joseba Asirón, en primera línea durante el homenaje al concejal de UPN, Tomás Caballero, y con una separatista, peligrosamente sinuosa, la batasuna Uxue Barkos, al frente de la comunidad foral y deseosa de ser absorbida por Euskadi.