Entrevista en El País, reciente, muy reveladora, con Cristina Campos finalista del último Premio Planeta, con una obra sobre la infidelidad femenina... pero sin juzgar, claro está. O sí, porque la conclusión de la autora es que los cuernos que pone la mujer es cosa estupenda, revela mucha "energía". Que ninguna se sienta culpable por ello.

Asegura la entrevistada, como si se tratara de un gran descubrimiento, que la mujer -como es más inteligente que el varón, otra originalidad feminista- resulta que es infiel mentalmente, de pensamiento, que no de obra.  

Es decir, que nuestra novelista repite, sólo que con conclusión opuesta, el viejísimo noveno mandamiento de la ley de Dios: no consentirás pensamientos ni deseos impuros. Y como han sabido todos los catequistas desde hace unos 2.000 años, lo de pensamientos impuros se refiere a la mujer mientras los deseos suelen ser monopolio del varón, aunque ambos sexos puedan pecar de ambos. Lo de la infidelidad mental, además de censurable, es una cursilada.

Hablamos de la aversión al voto, al compromiso, precisamente lo que caracteriza al ser racional

Además, en toda relación sexual la mujer corre más 'riesgo' que el hombre y le cuesta más cambiar de pareja. No hacía falta que la vice-premio Planeta nos informara sobre la nueva teología ni que solemnizara lo obvio. 

La diferencia de fondo estriba en que el catecismo considera la infidelidad, tanto masculina como femenina, como una ruptura del voto al que se compromete todo hombre que se entrega a una mujer y toda mujer que se entrega a un hombre. En plata, que ponerle los cuernos al pariente puede resultar ser muy energético pero es una canallada a la otra parte, que no desea ser herida. Nuestra entrevistada aplaude ambas pero asegura que la mujer es más lista.   

Y todo esto me lleva a una pregunta profundísima: ¿la mujer actual tiene abuela? Al menos, las que son objeto de entrevista periodística. Y ya puestos, ¿la mujer actual tiene algún deber o sólo tiene derechos interminables, inalienables y aplaudibles?

¿La mujer actual tiene algún deber o sólo derechos interminables, inalienables y aplaudibles?

Cuando uno hace balance del feminismo se encuentra con lo mismo: decíamos ayer que no es mala noticia que el aborto vuelva a ser el centro del debate político. Al revés, es bonísimo. Ahora bien, el problema es que el feminismo ha situado el centro del debate político en el aborto, no en el derecho a la vida. No, el centro del debate político es el 'derecho al aborto' y cuando el debate político se centra en una 'contradictio in terminis suis' de semejante calibre... entonces vamos mal, muy mal. Nos la están colando por la escuadra. 

En el entretanto, recuerden: la mujer siempre es víctima, jamás verdugo. Tampoco cuando es infiel o cuando mata a su hijo. Sí, lo segundo es más grave que lo primero pero parte del mismo equívoco: las cosas no son buenas o malas dependiendo de quién las ejecute. 

El aborto es más grave que el adulterio pero ambos parten del mismo equívoco: las cosas no son buenas o malas, dependiendo de quién las ejecute

En cualquier caso, recuperemos el sentido del voto, el sentido del compromiso, sin el cual, ni el hombre es hombre ni la mujer es mujer.