Hemos asistido en días pasados a un lamentable espectáculo, dado por un ministro del actual Gobierno, que ha tratado de imponer su presencia en un acto protocolario en la celebración del día de la comunidad autónoma, al que no había sido invitado. Y en consecuencia no era aplicable el protocolo correspondiente.

Todo el mundo se ha llevado las manos a la cabeza por el incidente producido. Unos por el comportamiento del ministro, y otros porque la persona cuyo trabajo es vigilar que el protocolo se cumpla de acuerdo con el acto, realizase con profesionalidad el mismo.

¡Pero que esperábamos del Sr. Ministro! Su jefe que es el jefe del Gobierno, es el que le ha dado el ejemplo saltándose el protocolo desde el primer día que tuvo algo de poder, al ser elegido secretario general del PSOE; y no digamos cuando accedió a la Presidencia del Consejo de Ministros del reino de España, sin haber sido elegido por el pueblo, a través de una moción de censura en la cual ya se saltó lo indicado en nuestra Constitución.

Luego:
.- Se puso a la altura del Rey y Jefe del Estado, en la famosa recepción del 12 de Octubre de 2018, de donde tuvo que apartarlo el jefe de protocolo de la casa real

.- No le dio la mano al rey dejándosela extendida, cuando este descendió del coche en un acto conjunto de Portugal y España, con asistencia el Presidente, Jefe del Estado, de Portugal.

.- En la última parada militar de celebración del día de las fuerzas armadas. Llegando después del rey

.- En la inauguración del Ave a Murcia, ir por delante del Rey y subir al mismo antes que el Jefe del Estado.

Cómo vamos a pedir al alumno, al mandado, al servil, que no haga lo mismo que su maestro, su jefe, su superior. Son personas a las que se les ha subido el puesto inmerecido a la cabeza, como el vino, y se creen los amos del mundo mundial. Que se creen listos y no son más que listillos, que se creen inteligentes y no crean más que problemas porque no saben resolverlos; y sobre todo no se dan cuenta de que que son unos pobres maleducados e ignorantes.