En muchísimos pueblos y ciudades de España y de fuera de España celebraremos el día 16 la fiesta de Nuestra Señora del Carmen.
Ella es también la patrona y abogada de las gentes del mar.
Los primeros carmelitas fueron unos ermitaños cristianos que vivían como tales en el Monte Carmelo, en Tierra Santa.
Su presencia allí data de finales del siglo XII ó principios del XIII.
Construyeron en medio de sus ermitas una capilla que dedicaron a la Santísima Virgen María, a la que honraban como Señora de aquel lugar, la Señora del Monte Carmelo.
Una tradición atestiguada por primera vez a finales del siglo XIV cuenta cómo San Simón Stock, considerado el prior general inglés de la Orden Carmelita poco después de su migración a Inglaterra, tuvo una visión de la Virgen María en la que Ella le entregó al santo el Escapulario de color marrón, el cual formó parte del hábito de los carmelitas después de 1287.
En la visión recibida por San Simón Stock, la Virgen prometió que todas las personas que murieran llevando el escapulario alcanzarían la eterna salvación de sus almas.
El Escapulario es un sacramental devocional que quiere significar la consagración de quien lo lleva a Santa María y su afiliación a la Orden Carmelita.
En el año 1642, un carmelita llamado P. John Cheron se encargó de publicar un documento que, supuestamente, era una carta que había sido escrita por el secretario de San Simón Stock, Peter Swanington.
Los historiadores del siglo XX han llegado a la conclusión de que esta carta era una falsificación.
Sin embargo, la visión de Stock fue aceptada durante mucho tiempo por los promotores de la devoción al Escapulario.
Fue exactamente el 16 de julio de 1251 cuando San Simón Stock tuvo la aparición o visión de la Virgen María.
De ahí que, durante siglos, hubo una fuerte asociación entre la fiesta de Nuestra Señora del Carmen y la devoción al Escapulario.
Stock no ha sido oficialmente canonizado.
Pero las gentes le consideraban un verdadero hombre de Dios.
En el convento carmelita de Aylesford (Inglaterra) fue colocada una reliquia importante del santo en el año 1951.
Lo que sabemos de San Simón es que nació en 1165 y falleció el 16 de mayo de 1265 en Burdeos.
En el año 1247 fue elegido Sexto General de los Carmelitas.
A él se debe un cambio estructural en la Orden, abandonando el eremitismo originario y entrando a formar parte de las Órdenes Mendicantes o de Apostolado.
El pueblo le tributa culto desde 1435 y su fiesta se celebra el 16 de mayo.
Asociada también a Nuestra Señora del Carmen se habla de una bula papal que concedía un privilegio sabatino relacionado con la devoción al santo carmelita.
Cuando se reformó el calendario general de solemnidades, fiestas y memorias, tras la celebración del Concilio Vaticano II, el día dedicado a la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo se fijó el 16 de julio de cada año, siendo memoria obligatoria.
No se eliminó del calendario romano la celebración de la memoria de San Simón Stock, que se puede celebrar como memoria libre.
La Familia Carmelitana sí celebra obligatoriamente la memoria de San Simón Stock (1165-1265).
En el año 1247, el Papa Inocencio IV aprobó el cambio de estilo de vida propuesto por Stock, aunque los carmelitas se abstenían de comer carne y habían de continuar guardando el máximo silencio, llevando un talante de vida de pobreza, austeridad y un gran amor a la Virgen María.
Este amor a María por parte de todo el mundo les valió a los carmelitas el aprecio de los pueblos donde se instalaban y el reconocimiento oficial por parte de la Iglesia Católica en 1286, gracias al Papa Honorio IV.
La rama femenina de la Orden nació en los siglos XIII y XIV, pero no se organizaron como comunidad hasta 1450, cuando fundaron en Florencia (Italia) el Monasterio de Santa María de los Ángeles.
Nuestra querida Santa Teresa de Jesús perteneció a la Orden del Carmelo y llevó a cabo una extraordinaria reforma.
El 7 de febrero de 1562, la santa obtuvo autorización para erigir el Monasterio de San José en Ávila (España), que abrió el 24 de agosto de ese mismo año.
En ese monasterio se siguió la observancia de la Regla primitiva y que fue aprobada por Inocencio IV en 1247.
En España y otros países de habla hispana existe una gran devoción a la Virgen del Carmen, siendo Ella la patrona de numerosas asociaciones, grupos, instituciones, parroquias, comunidades, etc.
Además, Carmen o María del Carmen han sido y son nombres populares para las niñas en esos países de habla hispana.
Nuestra Señora del Carmen fue vista en las apariciones de Cova da Iría en Fátima (Portugal) por Sor Lucía y sus primos los santos Jacinta y Francisco Marto.
Las cuatro muchachas de San Sebastián de Garabandal (Cantabria, España) que pudieron contemplar a la Virgen María aseguraron que se trataba de la Virgen del Carmen.
Como hemos dicho, la Virgen del Carmen es también la patrona de las gentes del mar.
Ellas conocen de cerca la incertidumbre de las travesías, la fuerza de las mareas y la fragilidad de la vida en el mar, pero saben también lo que significa confiar en María, que acompaña, protege, sostiene, ampara y ayuda.
María, a la que invocamos como Nuestra Señora del Carmen, es para nosotros faro en la noche, estrella que guía a los navegantes, consuelo en la soledad, fortaleza en las dificultades, regazo tierno de amparo, vida, dulzura y esperanza de los creyentes.
Ella es la Madre que ama a todos sus hijos, y nosotros también la queremos a Ella y a Ella acudimos para que interceda por nosotros ante su Hijo Jesucristo, hasta que finalmente seamos llevados al Cielo.










