Comenzamos esta crónica semanal sobre cristianos perseguidos en Myanmar, donde soldados del ejército birmano cerraron esta semana un centro de salud de la iglesia local en la provincia de mayoría cristiana de Loikaw, en el Estado de Kayah. Los militares irrumpieron en el centro de salud de Karuna, robaron suministros médicos y arrestaron a 18 médicos y personal sanitario. En la misma diócesis de Loikaw cinco religiosas de la Virgen Niña fueron secuestradas por la policía junto con el párroco y personal sanitario voluntario, recoge Infocatólica de Asianews.

La denuncia fue hecha por el padre Wilbert Mireh, un sacerdote jesuita que relató en Facebook un nuevo ataque de la junta militar contra los más vulnerables.

Alrededor de las 10 de la mañana cerca de 200 soldados irrumpieron en el complejo de la Iglesia católica en Loikaw «con todo tipo de armas» y «estuvieron todo el día registrando cada habitación, arrestando a los que querían, robando todo lo que les daba la gana y enviando a los enfermos graves donde ellos decidían», continúa el padre Mireh.

«El objetivo principal de los matones (los soldados) era suspender completamente la atención médica inclusiva y caritativa de la que dependen tantas personas en el Estado de Kayah. Fue un ataque deliberado y violento contra trabajadores voluntarios, los pacientes de todos los orígenes religiosos y sociales y la minoría católica del país».

La clínica de Karuna, en efecto, está dirigida por la Iglesia pero recibe pacientes de todas las religiones y clases sociales. El padre Mireh aclaró después que no es la primera vez que se registra un ataque de este tipo. Los soldados ya han atacado e incluso bombardeado varias veces las instalaciones católicas en Kayah, pero - señala el jesuita - nunca nos doblegaremos ante ellos por miedo. De acuerdo con nuestra fe, seguiremos trabajando por el bien, la verdad y la justicia».

AsiaNews también ha sabido por fuentes locales que en los últimos días la policía secuestró, siempre en Loikaw, a cinco religiosas de las Hermanas de la Virgen Niña junto con un párroco y personal sanitario voluntario. Todavía nadie sabe dónde se encuentran.

Las dos religiosas y dos voluntarios pasaron dos meses en prisión luego de ser detenidos mientras “repartían comida a los pobres en un barrio pobre durante la pandemia

Nos vamos a Nepal, donde las dos misioneras coreanas de la Congregación de las Hermanas de San Pablo de Chartres que fueron detenidas y enviadas a prisión en Nepal por supuestas “conversiones ilegales”, fueron liberadas bajo fianza, recoge Aciprensa.

La noche del 14 de septiembre la policía arrestó a las hermanas Gemma Lucia Kim y Martha Park, que trabajaban en Pokhara, a unos 200 km de la capital de Nepal, Katmandú, por supuestamente chantajear la conciencia ofreciendo comida a cambio de conversiones al catolicismo.

Asia News señaló que las dos religiosas y dos voluntarios pasaron dos meses en prisión luego de ser detenidos mientras “repartían comida a los pobres en un barrio pobre durante la pandemia”.

Las religiosas estuvieron bajo custodia hasta el 27 de septiembre, cuando fueron enviadas a prisión después de que se les negara la libertad bajo fianza.

Asia News recordó que las dos religiosas “dirigen St Paul's Happy Home, un centro en Pokhara, una ciudad a 200 kilómetros de Katmandú, que ofrece alojamiento, comida, educación y atención médica a unos 120 niños de barrios marginales”.

La fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) indicó en un comunicado que durante estas actividades un grupo de personas acusó a las religiosas de condicionar a los pobres para que se convirtieran al catolicismo a cambio de alimentos de baja calidad.

Frente a esta acusación, el vicario apostólico de Nepal, Mons. Paul Simick, indicó que las “acusaciones de conversiones son completamente infundadas e injustas. Este acto revela no solo la intolerancia de quienes acusaron a las hermanas, sino también el desconocimiento de las necesidades de los pobres”.

Lo denunció el padre Cirilo Gamini Fernando, miembro del Comité Nacional de Justicia para las víctimas

Y nos vamos a Sri Lanka, donde un sacerdote católico fue detenido por la policía por pedir verdad y justicia sobre los atentados de Pascua de 2019.

Como recogió Hispanidad, en Sri Lanka, el terrible atentado de Pascua de 2019 sigue sin aclararse. Ese día el terrorismo destruyó tres iglesias y cuatro hoteles, dejando un saldo de 280 muertos y casi 600 heridos.

No hay ningún avance en la investigación para esclarecer la verdad sobre las masacres. Sin embargo, el Departamento de investigación de crímenes pasa días enteros interrogando a un sacerdote que representa a las víctimas.

Lo denunció el padre Cirilo Gamini Fernando, miembro del Comité Nacional de Justicia para las víctimas.

"Estamos aquí en oración, con el rosario en la mano, para expresar nuestra solidaridad con el padre Cirilo, y para pedir a Dios que la verdad salga a la luz y que haya una verdadera justicia. Pedimos a todos los fieles que recen con nosotros", declara a la Agencia Fides el P. Robinson Wijesinghe, que forma parte del grupo de sacerdotes católicos de la archidiócesis de Colombo que llevaron a cabo una sentada de protesta pacífica y de oración silenciosa frente al Departamento de Investigación del Crimen de la capital, Colombo, donde el P. Cyril Gamini Fernando, sacerdote de la misma archidiócesis, está detenido para ser investigado e interrogado.

En Sri Lanka, el 21 de abril de 2019, tres hoteles de lujo en Colombo (Cinnamon Grand, Kingsbury y Shangri-La), y tres iglesias (St. Anthony, Colombo, St. Sebastian, Negombo y Zion Church, Batticaloa) fueron atacados por terroristas suicidas. Otras dos bombas explotaron, una en una casa de Dematagoda y otra en el Tropical Inn de Dehiwala. Además de los ocho terroristas suicidas, en los atentados murieron 269 personas, entre ellas 45 extranjeros, y al menos 500 resultaron heridas de gravedad.