Manuel Mirat es el nuevo CEO de Vocento en sustitución de Luis Enríquez. Esto resulta extraorinariamente curioso y harto significativo por cuanto fueron ambos quienes negociaron en su día una fusión entre los dos grupos periodísticos, el presuntamente de izquierdas, PRISA, y el presuntamente de derechas, Vocento. Y decíamos ayer, o anteayer, que tampoco era para asustar. Vivimos en tiempos de pluralismo interno, es decir, de esquizofrenia pura y dura, y en ese mismo artículo recordábamos que en el mismo grupo Atresmedia conviven A3-TV y La Sexta, que como se sabe son muy parecidas. 

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Y tampoco deben extrañarse por el hecho de que Juan Luis Cebrián dirija ABC y Luis María Anson, El País. Consideremos que, en el siglo XXI, sólo nos quedan dos ideologías reales: el progresismo y la sensatez... y cuando no tengas nada que decir abre un diálogo. 

Al final, la negociaciones de fusión entre PRISA y Vocento se truncaron a pesar del espíritu de sacrificio que, desde un primer momento, mostró Luis Enríquez, dispuesto a asumir la penosa tarea de asumir la consejería delegada de ambos grupos informativos. 

Y miren por dónde, Mirat coincidió con él al 100 por 100: también él estaba dispuesto a sacrificarse. Ya saben, las grandes compañías, sobre todo en proceso de matrimonio, son los únicos barcos que hacen agua por su parte superior, rompiéronse las negociaciones, fuese y no hubo nada.

Ahora bien, lo que no podía sospechar Enriquez era que Mirat le sustituiría como CEO de Vocento. Verán: Mirat ha estado dos décadas en PRISA y ahora andaba por una compañía aún más peligrosa que PRISA, al menos para sobrevivir: la agencia de publicidad Dentsu. Con su llegada a Vocento se hace realidad lo que decía un antiguo directivo de los -y las- Luca de Tena: "el problema del ABC es que lo está haciendo gente que no creen el ABC". 

Pero esto no es lo importante. Lo importante es que Mirat ha sido un hombre de Juan Luis Cebrián al que Joseph Oughourlian -para los amigos, Josito- se encargó de laminar. No le fue difícil justificar su cese porque la verdad es que Mirat dejó a PRISA en quiebra técnica. Es más, precisamente por ello, se sospecha que las distintas ramas de la familia Ybarra, accionista mayoritario de Vocento, se han convencido de que era el hombre idóneo... habida cuenta de que si ya quebró PRISA a lo mejor ha aprendido lo suficiente para no quebrar Vocento. 

El resultado de esta ecuación todavía pertenece al terreno de las incógnitas siderales pero eso no quita que haya gente en Bilbao a la que corroe una sospecha enorme: si el Covid afectó a las meninges de todo aquel que se apellide Ybarra. Pero esta conclusión, en ningún caso puede admitirse como definitiva, habida cuenta de que aún no ha alcanzado el nivel de evidencia científica.

Poco sabemos de lo que podríamos llamar el pensamiento Mirat pero sí sabemos que siempre fue el gerente favorito de un tal Janli Cebrián, hoy en The Objective.

Y esto es bello e instructivo porque Cebrián ha acabado a tortas con El País y abandonado el periódico que él forjó. Es más se ha vuelto más antisanchista que Feijóo. No, a su edad, Cebrián ya no puede plantearse dirigir el ABC pero sí hacer lo que mejor sabe hacer: mandar.

Por otra parte, el director del matutino antaño llamado monárquico es decir, Julián Quirós, está llamado a ser sustituido, a lo mejor por Juan Fernández-Miranda.

Pero no se detengan en fruslerías o en caducos principios: ¿podría dirigir Juan Luis Cebrián el ABC y, de paso, poner a Luis María Ansón al frente de El País? ¡Por supuesto! Lo que importa, señores, es la democracia.

Otrosí: ¿qué fruto saldría del ayuntamiento entre PRISA y Vocento? A lo mejor Isis o a lo peor Osiris. Pero eso no importa. Lo que en ningún caso resultará de esa coyunda sería una cuenta de resultados saneada, al menos durante los próximos 50 años. Y esto, no me lo negarán, es importante.