Los nuevos tiempos piden actualización, frescura, un nuevo estilo en las palabras. Los nuevos tiempos, a su vez, han perdido la sensatez y crean palabras absurdas y conjugaciones verbales incorrectas; luchan por vestirnos con ropas extranjeras y nos incitan a beber de aguas desconocidas.

No hay cuidado en la defensa del idioma y con frecuencia olvidamos que, ese conducto vehicular y primigenio que nos comunica, a la vez, nos acerca al arte y “al hablarnos”, nos une con la fuerza del clan, desde la lejanía de cientos de milenios hasta nuestros días.

Las primeras, aquellas que se pronunciaron bajo la bóveda de Altamira, se escucharon en el útero; las primeras pintaron de matices nuestras bocas al igual que nuestras manos teñían de colores las cuevas y las rocas.

En el idioma, la riqueza lingüística es esa rama que, sin desgajarse del árbol, nos vincula a ella y, por medio de los estudios académicos se ocupa de los problemas que el lenguaje nos plantea.

El idioma es ese conducto vehicular y primigenio que nos comunica, a la vez, nos acerca al arte y “al hablarnos”, nos une con la fuerza del clan, desde la lejanía de cientos de milenios hasta nuestros días

La historia de nuestro idioma se remonta a la etapa prerromana (III al I a. C.) y es fácil que sus lenguas ejercieran una gran influencia en el latín hispánico, de donde probablemente pudieron derivar varias de las lenguas romances peninsulares.

Según la Real Academia Española, “español” procede del provenzal “espaignol”, y este del latín medieval “Hispaniolus”, «de Hispania»; sin olvidarnos del término “espaignon” occitano. Por su parte, el Diccionario Panhispánico de dudas señala que: “El término español resulta más recomendable por carecer de ambigüedad, ya que se refiere de modo unívoco a la lengua que hoy hablamos cerca de quinientos millones de personas”. Asimismo, es la denominación que se utiliza internacionalmente (Spanish, espagnol, Spanisch, spagnolo).

Cuando hablamos de español y/o castellano, muchas veces se usan como sinónimos o como términos intercambiables. Sin embargo, muchos son los matices históricos y culturales que los distinguen. El progresivo desarrollo del latín dio lugar en Castilla, a la aparición del «castellano» y fue Alfonso X el Sabio, quien promulgó su uso oficial y promovió las traducciones literarias y científicas, fortaleciendo su usanza como idioma académico y administrativo; sin embargo, «español» abarca todas las variantes del idioma hablado, tanto aquí en la península como en los diferentes países hispanohablantes.

En la defensa del idioma es donde es preciso analizar la superflua irrupción de otras lenguas, el daño que producen y sus nefastas consecuencias: americanismos, regionalismos, ortografía y gramática alteradas, incorporaciones de lenguaje rural, modismos deportivos… No nos vale la permisividad de la RAE ni sus cada vez más escasas aportaciones, ni la escasa labor del Instituto Cervantes; necesitamos ser nosotros mismos, los que defendamos con pasión las raíces históricas, sociales y culturales del idioma.

En la defensa del idioma es donde es preciso analizar la superflua irrupción de otras lenguas, el daño que producen y sus nefastas consecuencias: americanismos, regionalismos, ortografía y gramática alteradas, incorporaciones de lenguaje rural, modismos deportivos…

El español, en el transcurso de los tiempos, ha sido capaz de crecer, divulgarse y como lengua única, mantenerse. Hoy cerca de 600 millones de personas lo hablan y lo estudian, con lo que se demuestra la fuerza extraordinaria de este idioma.

Es el momento de hacer un exhaustivo análisis sobre la consolidación del español; hay que unir esfuerzos, luchar, fortalecernos frente a los ataques que sufre: la fuerza invasora de lo anglosajón, los problemas que afectan al sistema educativo, la rápida extensión de las nuevas tecnologías y el mal uso que a menudo hacemos de él los propios hispanohablantes.

Estamos bajo amenaza. Esgrimamos las palabras con fuerza y luchemos contra el invasor. Sin olvidarnos de cómo las lenguas indígenas enriquecen el español americano con su diversidad única.