
Curso apresurado de teología, pero con un buen profe, un tal San Juan Pablo II: "El que crea da el ser mismo, saca una cosa de la nada y esto, en sentido estricto, es el modo de proceder exclusivo del Omnipotente. El artífice, por el contrario, utiliza algo ya existente, dándole forma significado".
El único omnipotente es Dios, el artífice es el hombre. El hombre no crea nada, ni tan siquiera los llamados grandes creadores.
El hombre, por contra, tan sólo transforma, recrea, produce. Y su mayor acto de creación, de recreación, es... tener hijos, la procreación de nuevos seres humanos, que Dios ha querido dejar en manos del hombre y la mujer. Pero la primera semilla, señores, salió de Él, de Dios, que creó al hombre de la nada.
Esto quiere decir que las cosas se explican fácilmente unas por otras. Lo difícil es explicar que haya cosas. Por las mismas, la evolución y el crecimiento de las cosas también se explica con facilidad: lo importante es que exista algo y no existiría nada sin Dios.
Es más, ya antes de la revelación, el amigo Aristóteles aseguraba que Dios es ese ser que no recibió la existencia sino que tiene al existencia en sí mismo. Es el mismo razonamiento, insisto, antes de la revelación judaica. Y es que Aristóteles no tenía un pelo de tonto. Los ateos, sí: son un poco tontos.