Los editores han recorrido un arduo camino desde el año 2007, no solo se han enfrentado a unas crisis económicas importantes, también lo han hecho a otros dos frentes no menores y novedosos: la alta tecnologización de herramientas, tanto para editar como para ser leído y las diferentes formas de proporcionar obras a los lectores (libro en papel, formato electrónico y audiolibro). Por lo tanto a la pregunta de cuál es el balance editorial, podemos asegurar que es desigual o muy desigual.

Pero por encima de esas, vamos a llamarlas crisis, hay otro balance que me parece mucho más importante, que es el rastro que la labor editorial posa en las conciencias: conocimientos y cultura. Durante estos años han resurgido libros importantes, me refiero a temas que antes estaban abandonados, incluso defenestrados como eran libros de ensayos históricos que reclamaban la historia de España, la Hispanidad y el sentido digno de las personas. Libros buenos en contenidos, que durante mucho tiempo parte del mercado rechazaba por no ser políticamente correctos o que directamente no estaban de moda porque los medios liberales estaban cómodos en la corriente, que nunca ha dejado de existir, de la leyenda negra.

Un editor debe asumir la responsabilidad moral que no tienen otros fabricantes, si consideramos que un editor lo es -que en realidad lo es, ya que el libro también es en sí un producto industrial-. La diferencia importante entre un editor y otro empresario es que el editor pone al servicio de la sociedad productos ideológicos. Una lata de conservas es buena o no, gusta más o menos, pero no se implica con las ideas del vendedor ni del comprador. Un libro sí. Un libro promueve ideas, trasciende en las personas que lo leen y por lo tanto orienta de alguna forma a la sociedad.

Las izquierdas cultural e ideológica se han encargado, de forma habitual desde hace décadas, de reinterpretar, vamos, inventarse otra versión histórica de nuestra pasado con el fin de restar virtud al sentido patriótico de unidad y al espíritu que nos hace ver la vida de una manera muy concreta, que nos caracteriza a los españoles e iberoamericanos: la Hispanidad

Así, por ejemplo, los libros relacionados con nuestra historia han tenido un auge importante. Las izquierdas cultural e ideológica se han encargado, de forma habitual desde hace décadas, de reinterpretarvamos, inventarse otra versión histórica de nuestra pasado con el fin de restar virtud al sentido patriótico de unidad y al espíritu que nos hace ver la vida de una manera muy concreta, que nos caracteriza a los españoles e iberoamericanos: la Hispanidad.

La Hispanidad no solo es una palabra, es nuestra esencia aunque no seamos conscientes de que existe en nosotros mismos. Mucha gente se deja llevar por la ignorancia y, en muchas ocasiones, se suma al sectarismo ideológico. Piensan que es algo propio de fachas o ultra católicos, y no es cierto. La Hispanidad es aquello que nos conforma culturalmente como individuos en el colectivo social. España, Portugal e Iberoamérica no se comprenden sin este sentido de ver y vivir la vida.

Podemos preguntarnos por qué es importante y podemos respondernos, sin ningún género de dudas, porque el mundo está en una guerra que se combate en lo cultural: la Hispanidad y el anglosajonismo, que son dos cosmovisiones antagónicas de la vida y que combaten en el seno de la sociedad, con los medios de comunicación y la política, para ganar la guerra final. El zurdo medio, también comparte este mismo sentimiento, de pensar de forma hispánica aunque sea inconsciente, pero también es verdad que las ideologías decadentes como las de género -impuestas desde lo legislativo y la propaganda mediática-, los héroes de las series que llegan desde las factorías estadounidenses y las modas posmodernas, están provocando una enorme confusión identitaria en Occidente, especialmente en España, Portugal e Iberoamérica, que sin duda está deconstruyendo a la sociedad tal y como la han vivido las generaciones durante siglos.

La Hispanidad es vida abierta a los demás, universal -por lo tanto, católica-, con una concepción religiosa de la vida que nos lleva a percibir a los demás como un prójimo, no un competidor

Para entendernos mejor: la Hispanidad es la esencia de la vida, abierta a los demás, universal -por lo tanto católica-, con una concepción religiosa de la vida que nos lleva a percibir a los demás como al prójimo. La Hispanidad es integradora y por eso España en el Nuevo Mundo hizo la labor que hizo y que a pesar de sus sombras están sus luces como el mestizaje, la lengua unificadora y la caridad.

Sin embargo, por lo contrario, la naturaleza anglosajona es individualista, racista y tolerante*, porque no puede nada más que aceptar lo que se encuentra o destruirlo, como ha sucedido con los indios americanos o los aborígenes australianos… Es colonizadora y depredadora, explota los recursos y las personas y se va sin dejar nada a cambio. Solo hay que ver el rastro que ha dejado el Imperio británico allá donde estuvo como la India, Sudáfrica o Australia. El anglosajonismo mira solo por el éxito personal, que se vale de los demás para alcanzarlo.

*La tolerancia es uno de esos conceptos que nos han colado y ha sido asumido como algo bueno, y sin embargo, solo es buenista, porque se limita a soportar al prójimo como una carga desde el mal menor.

Sobre la leyenda negra (Encuentro) de Iván Vélez. No tenía más espacio para hablar de la leyenda negra pero para eso tenemos, entre otros muchos, para hacerlo y hacerlo mucho mejor que yo y en extensión. El resultado de este análisis no es una «leyenda rosa» de signo contrario pero igualmente legendaria, sino un retrato, el de la identidad histórica de España, que permanece deformado por la transformación caricaturesca que sobre la misma produce la Leyenda Negra.

Pioneras. Mujeres en la conquista de América (Sekotia) de Carmen García. Si hay un libro que explica y proyecta la realidad de la labor española en la creación del Nuevo Mundo, es este ensayo histórico que lo hace desde la perspectiva casi desconocida de las mujeres que participaron en la conquista de América. Un desarrollo con la visión de la Reina Isabel, la católica, para que la Nueva España se implantara ciertamente y que sin mujeres un proyecto social era imposible.

Hispanofilia. España frente a su destino (Almuzara) de Gonzalo Rodríguez García. Hay pocos temas de tan rabiosa actualidad como la problemática identitaria española, por ello el autor pretende esclarecer la misma, amén de señalar claves e indicios para un nuevo marco futuro, que ya está aquí. Esto no es un libro más que busque ensalzar lo hispano, es un libro para que tanto España como los españoles despertemos y nos reconozcamos a nosotros mismos.