Ocurrió en la Semana de la Moda de Nueva York. De repente, aparece en la pasarela un modelo -eso pensaron todos- en calzoncillos y vestido con una bolsa de basura. Menos mal que alguien se dio cuenta y le sacó en volandas pero el daño, o el descubrimiento científico, ya estaba hecho.

El hecho gamberril demuestra que el mundo de la moda lleva tiempo admitiendo demasiadas majaderías propias y le cuesta percatarse cuando alguien le cuela una majadería ajena. Ya saben: El emperador va desnudo... pero previamente, muchos habían admitido que el el tipo que desfilaba con un bolsa de residuos respondía a una innovación vanguardista y revolucionaria. O así, que dijo un vasco.