Los escritores son un bien necesario porque aportan vidas que nadie viviría porque entonces no existirían. Su imaginación y la fuerza creadora de un escritor forja lugares, personajes y hechos basados en la ficción que hace que los lectores tengamos la oportunidad de viajar a mundos que de otra forma no hubiera sido posible. La escritura creativa es un proceso de comunicación y vivencias. Un viaje íntimo entre el escritor y el lector que en algún espacio neuronal se tocan, coinciden y gozan de algo único e irrepetible. Sensaciones, conocimientos y mundos nuevos forjados en ese lugar de la imaginación que convierten al autor de la obra y a sus lectores, en íntimos. Lo que no cabe duda es que escribir es un arte creativo con una carga intelectual que otras disciplinan no tienen, ni lo necesitan. Nunca está demás tener conocimientos y un desarrollo intelectual de estos, pero pintar o ser escultor, por ejemplo, y sobre todo -¡qué Dios me perdone por lo que voy a decir!- las obras abstractas, porque no requieren de una carga intelectual, ni tan siquiera un conocimiento previo de la obra que se quiera realizar, porque a diferencia respecto de la escritura, pretenden expresar un sentimiento más que un hecho concreto o sencillamente narrar una historia. Conocer el proceso creador de los escritores es necesario para comprender su obra, su persona y el esfuerzo realizado. Pero, ¿el proceso es creativo o más bien un esfuerzo voluntarioso? ¿No será que se tiende a confundir el concepto de "inspiración" con el de "disposición" y el de "motivación"? El martes 25 se emitió un nuevo programa de SomosLibro dedicado precisamente a este tema y en el que se dijeron cosas muy interesantes. Si usted es escritor, o sencillamente le interesa el proceso creativo de la obra escrita, le recomiendo que no deje de escucharlo aquí y ahora.  Los escritores que nos encontrábamos en la tertulia, Federico Correa Gil de Biedma, Marcos López Herrador y un servidor, hablamos de nuestros libros porque sobre ellos centrábamos el tema al ser la obra y la experiencia más cercana a nosotros mismo, pero también hablamos de cómo afrontar la escritura en sus procesos variados como la creación de la trama, formación de los personajes o la crisis del "papel en blanco"… En definitiva, del esfuerzo intelectual que supone escribir, lleno quizá de demasiados tópicos. En todo proceso de creación artística hay dos etapas bien diferenciadas. La primera es la elección del motivo, la segunda, la producción del objeto. Esa es la verdadera materia de un escritor que la experiencia convierte en arte y expresión válida. Es precisamente lo que entre un escritor novel y otro experimentado marca la diferencia. Un joven autor se empeña más en que la idea sea original, porque la parte productiva no tiene todavía las suficientes tablas; mientras que para el viejo escritor, la idea ya no es tan importante, porque la manera de producirla -contarla, narrarla- lo convierte en única su obra. Esto dicho así y de forma general. Haré recomendaciones de obras actuales y clásicas que en mi opinión deben ser leídas, al menos conocidas... Como siempre aviso de que no será fácil encontrar estos títulos en librerías habituales, ofrezco enlaces seguros y con existencias (y no muchas y de todas, aviso). Merienda de negros, de Evelyn Waugh. Llanto por la tierra amada, de Alan Paton. El último tren a la zona verde, de Paul Theroux. Vida y destino, de Vasili Grossman. El jardín de los naranjos, de Jon lauko. Las vacas de Olite, de Rafael García Serrano. En la habitación de al lado, de Silvia Laforet. El peregrino ruso, anónimo. Cuentos de la vida casi entera, Angelina Lamelas. Mariana Sirca, de Grazia Deledda. El hombre que mató a Jesús, de Francisco Segarra. Decisiones responsables, de Juan P. de Polavieja. Humberto Pérez-Tomé Román @hptr2013