Según las últimas evidencias científicas que dejarán de ser ciencia y, sobre todo, dejarán de ser evidencias, más pronto que tarde, nuestra máxima autoridad, alta comisionada y archipámpano del Covid, doña Carolina Darias, en comunión con los expertos, han decidido colocar dos banderillas a los españoles: en el brazo izquierdo la vacuna contra la gripe, en el derecho, la tercera dosis de Pfizer, que continúa subiendo en bolsa. 

Las lentejas, o las tomas o las dejas, pero las evidencias científicas -si es evidencia no es científica- las tomas por narices. La humildad científica ha sido barrida por el Covid con la misma velocidad que nuestro sistema inmunitario.  

Esto del coronavirus -un virus que, no sé si saben, resulta que no es chino- empieza a resultar francamente divertido. Ejemplo: las últimas investigaciones -ó sea, evidencias- de Israel, a la cabeza en todas las novedades Covid, muestran que la aspirina, sí, la vieja aspirina, es muy eficaz contra el Covid. 

Desconozco si las marcas blancas del ácido Ácido acetilsalicílico muestran la misma eficacia pero, claro, entonces el gozo de Bayer se quedaría en un pozo. 

Como diría la ministra de Investigación Diana Morant: la ciencia salva vidas. Y lo que es más importante: la ciencia salva egos.

La aspirina reduce el riesgo de Covid… según las últimas evidencias científicas… o así, que dijo un vasco

Todo esto se solucionaría con un sencillísimo planteamiento: ¿Y si nos dejamos de tontunas y reconocemos, de una puñetera vez, que no tenemos ni idea sobre el virus Covid?

Combinar la vacuna de la gripe con la del Covid: ¡Prrrrrr…! ¡Prrrrrr…!

La aspirina reduce el riesgo de Covid… según las últimas evidencias científicas… o así, que dijo un vasco. ¡Prrrrr…!, ¡prrrrr!

La ciencia salva muchas vidas… y muchos egos fracasados y empeñados en el ‘sostenella y no enmendalla’.