Nos pongamos como nos pongamos, y por mucho que determinados sectores políticos y/o sociales se empeñen en hacer desaparecer las raíces cristianas de España, al final somos lo que somos y el cristianismo, con sus costumbres religiosas, son las que marcan el calendario occidental. Es quizá por eso mismo que determinados movimientos sincretistas y oscurantistas quieren acabar con ello a través de la corrupción de la razón. Una de las más importantes de las razones, es la razón religiosa, sin duda la más profunda y la más íntima que las razones propiamente dichas sociales o políticas. Porque hablamos de la Verdad, inmutable y no relativa, excepto cuando se la quiere relativizar equiparando diferentes creencias o trivializan con costumbres que nos llevan al desconocimiento de nuestras raíces. Comienza la Cuaresma, tiempo de renovación interior que nos lleva hasta Semana Santa y culmina con la Resurrección. Este recorrido no es solo una tradición que da sentido a nuestros días, como la Feria de Abril o los Castellets… Es sobre todo un profundo discurrir por la cultura propiciada por la religión cristiana. Un quehacer en presente continuo que nos proyecta a la reflexión sobre nuestra transcendencia más allá de nosotros mismos o de los demás -que ya es decir-, sobre todo la trascendencia a la eternidad en comunión con nuestro Padre Dios. Podrán creer en esto o no, amarlo u odiarlo, pero no podrán despegarse de lo que generación tras generación ha llegado hasta nosotros para dar sentido al concepto del sentido de la vida. Jesucristo y la Misión apostólica (Sekotia), de Juan Moya Corredor. Un recorrido por el significado y de la vida de Cristo, de la que el autor va entresacando aspectos que nos acerca para el reconocimiento de nuestra fe. Una obra que nos pone ante nosotros mismos para saber dónde o en qué lugar estamos respecto a Dios y los planes que tiene con nosotros. Cuaresma es un buen momento para reflexionar sobre esto y tomar cartas en el asunto. ¿Pecador yo? (Grafite), de Maximiliano Calvo. ¿Dios es solo misericordioso, gratuito, bondadoso...? Lo es pero no solo, también es infinitamente justo, puro y coherente. Desgraciadamente en las últimas décadas se habla demasiado de la bondad hippy de Dios desoyendo la posibilidad del pecado que ofende  a Dios y muchas veces gravemente. ¿Pecador Yo? Nos da un repaso interesante a nuestra conciencia, quizá laxada por el ambiente u homilías llenas de buena intención pero que no dicen toda la verdad de la Verdad. La Cruz Medicina. Nadie tiene un Amor grande. No se trata de un libro, sino de un ingenioso artículo que pretende homologar la Cruz como remedio de los males envuelto en un aspecto de producto farmacéutico. Una caja que recuerda la clásica caja de medicamentos, con el formato habitual, cuyo contenido es una cruz metálica y un prospecto con que incluye la forma de administrarlo adecuadamente: Qué es y para qué se utiliza; Indicaciones; Contraindicaciones; Precauciones; Advertencias; Dosis, Modo de empleo... Así hasta 12 avisos del fármaco. En la parte exterior del envase se avisa que: "No precisa receta médica". Verdaderamente recomendable, sobre todo para regalar a amigos, conocidos y familiares que quizá se toman muy en serio las procesiones pero no la fe. Humberto Pérez-Tomé Román @hptr2013