Sus padres no son pareja, no lo van a ser y se conocieron por medio de la copaternidad, una iniciativa que se resume en quedadas y reuniones entre personas que buscan a otra para criar juntos a un niño. Un proyecto fundado por la antropóloga catalana Carmen Balaguer y que ya cuenta con casi tres años de vida y más de 30 parejas adheridas a la idea. Balaguer explica: “Esto no es tener un hijo o hija con una desconocida o desconocido; la idea es unir a personas afines por sus aficiones, carácter, profesiones o cultura y crear entre ellas un vínculo". El vínculo podría haber sido en torno a una casa, un coche, una mascota... pero en este caso es un bebé. 

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Se trata pues de que dos personas que quieren ser padres pero, o no quieren ser una familia monoparental (principalmente mujeres que rechazan la idea de ser madres solteras) o no encuentran con quién tener descendencia (que es el caso mayoritario de los varones que recurren a esta propuesta), puedan tener un hijo en estas condiciones. Vamos, niños en régimen de multipropiedad.

Por un precio próximo a los 800 euros, se traza un perfil de las personas inscritas, se busca a alguien con sus mismas necesidades y posible compatibilidad, y se organizan encuentros para que estas personas se conozcan.

Se propicia un encuentro entre esas dos personas­ de diferente sexo (sin vínculo afectivo entre ellos) para que se conozcan y compartan la crianza de un hijo o hija. Todo ello en igualdad de condiciones y con idénticas responsabilidades, sin que haya que compartir domicilio ni sellar ninguna relación sentimental. Nada muy diferente a lo que ocurre cuando esas crianzas compartidas se acuerdan entre conocidos -sin que nadie medie en ese pacto, salvo los protagonistas- o cuando una mujer recurre a una persona de su confianza o entorno como donante de esperma.

Por un precio próximo a los 800 euros, se traza un perfil de las personas inscritas, se busca a alguien con sus mismas necesidades y posible compatibilidad, y se organizan encuentros para que estas personas se conozcan

"No es el Tinder de la paternidad, como he leído por ahí"; se queja Balaguer. "El Tinder, que yo sepa, es una aplicación en la que vas pasando perfiles con el dedo. Esto es lo contrario. Para empezar, no tenemos una aplicación. Y de lo que se trata es de todo lo contrario: de conocerse y establecer y fortalecer un vínculo personal. No es tener un hijo entre dos desconocidos. Precisamente lo que hacemos es lo contrario: ponerlos en contacto a personas con las mismas necesidades y objetivos y, si son compatibles, que se conozcan en profundidad y establezcan un vínculo". No se trata pues de un portal de citas ni tampoco una página web (eso ya está inventado) en la que ellos se ofrecen a donar su esperma­ y ellas buscan a candidatos para inseminarse con ese semen. Ahí todo se apunta dema­siado frío. 

Como caso práctio, el Periódico de España recoge el de Laura, una mujer de Barcelona que acaba de cumplir 43 años y ya ha encontrado, tras tres intentos anteriores, a la persona con la que ha decidido compartir crianza. "Yo siempre tuve claro que quería ser madre. Tuve una relación de seis años con una persona y al final no salió bien. Yo también tenía claro que no quería ser madre soltera. Y ya no sólo por el estigma; es que mi familia es muy pequeña y yo pensaba que, si me pasa algo, qué iba a ser de ese niño", explica a este diario.

Así, conoció Copaternidad por un anuncio en las redes sociales. Se informó y estableció una buena relación con Carmen Balaguer. "Conocí a tres personas hetero que podían ser compatibles pero al final descarté. Y fue en un curso de cocina cuando apareció la persona adecuada. Un chico gay que llegó tarde al curso. En cuanto empezamos a hablar tuve mi intuición femenina. Los dos vimos que podía haber compatibilidad. Los dos trabajamos en el sector tecnológico, tenemos vidas parecidas, compartíamos valores y finalmente hemos entablado una relación muy fuerte", indica.

"Es importante en mi caso haber sabido separar la pareja sentimental de la paternidad. Yo seré madre con esta persona con la que llevo un año conociéndome. Pero yo tengo a otra pareja sentimental que, de momento, no ha puesto ningún problema". En referencia al que será el padre de sus hijos, "fluye y me siento cuidada. Es el único al que le vi potencial como padre".

La creadora de Copaternidad asegura que ha recibido muchas críticas por haber puesto en marcha este proyecto, "pero yo las ignoro. La gente aún tiene unas estructuras mentales fijas para algunas cosas, pero eso va cambiando. Pasó al principio con el divorcio, por ejemplo. O incluso con el trabajo femenino fuera de casa. Había reticencias y rechazo, pero al final se ha superado".

Como conclusión, se nos olvida un principio básico: tener hijos no es ningún derecho pero siempre constituye un deber.