Documento de la Sagrada Congregación para el culto Divino sobre la Cuaresma ante la Semana Santa (Fiestas de Primavera, que diría Juan Manuel Moreno Bonilla): para llorar.

Decíamos ayer que la Iglesia española no había dado la talla con el Covid. Ahora, etapa presuntamente final, cuando ni los liberticidas más recalcitrantes se atreven a imponer nuevas restricciones, cuando la gente no aguanta más y va a dar por cerrada la pandemia, digan lo que digan los gobiernos, es el Vaticano quien se congratula por las medidas adoptadas durante la epidemia

Es decir, que se congratula con el cierre de templos, la ausencia de sacramentos, la falta de urbanidad de la piedad -muchos curas han prohibido, contra todo derecho, sí prohibido, la comunión en la boca-, etc.

Un católico no puede tener miedo a la muerte sino a morir. No puede tener miedo a la enfermedad, en tal caso al dolor

La Congregación para el culto Divino dice cosas como esta: "En vista de la disminución de la pandemia, aunque con diferente ritmo en cada nación, no pretendemos ofrecer más orientaciones para las celebraciones de la Semana Santa: la experiencia que han adquirido las Conferencias Episcopales en los últimos años permite ciertamente afrontar las diversas situaciones del modo más adecuado, vigilando que siempre sean observadas las normas rituales contenidas en los libros litúrgicos". 

Pues ¡joé con la experiencia, monseñores!

En serio, pues yo diría que la experiencia de la Iglesia en la crisis ha sido un desastre.

Pero el asunto no acaba ahí: se sigue mezclando la gimnasia con la magnesia. La Sagrada Congregación para el Culto, en lugar de pedir que se abran los templos, que se multiplique la vida litúrgica y sacramental, que se recupere, en suma, el tiempo perdido, nos informa, atención, de evitar "gestos y comportamientos que podrían conllevar riesgos. Toda valoración y decisión deberá hacerse siempre de acuerdo con la Conferencia Episcopal, que tendrá en cuenta las normas que las autoridades civiles competentes dispondrán en los distintos países".

Es lo que lleva a correr con mangueras a las inundaciones y con barcazas a los incendios. No, la Iglesia española no dio la talla durante el Covid. La Iglesia universal tampoco.  

Un católico hipocondríaco es como un pensador progresista: una contradicción 'in terminis'

¡Abrid los templos! que la Iglesia vive de Eucaristía, la mejor vacuna contra el Covid. Además, un católico no puede tener miedo a la muerte, en tal caso a morir. Un católico no puede tener miedo a la enfermedad, en tal caso al dolor. 

Es decir, un católico hipocondríaco es como un pensador progresista: una contradicción 'in terminis'.