Hace unas semanas, la Iglesia ha celebrado la V Jornada Mundial de los Pobres, bajo el lema “A los pobres los tenéis siempre con vosotros”. Más de 700 millones de personas viven en situación de extrema pobreza hoy, lo que supone una de cada diez personas pues en el mundo hay más de 7.000 millones de personas, según el Índice de Desarrollo Humano (IDH) que elabora el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

La pobreza extrema venía disminuyendo durante las últimas décadas: la tasa pasó del 36% en que se situaba en 1990 al 10% en 2015. Sin embargo, el Covid-19 supondrá un fuerte punto de inflexión: el Banco Mundial prevé que la pobreza habrá aumentado en 2020 por primera vez en más de 20 años, aunque aún no tiene datos definitivos, sobre todo, por las consecuencias de la pandemia, pero también por los conflictos y el cambio climático. En concreto, estima que, de media, unos 100 millones de personas cayeron en esta situación por culpa de la pandemia, aunque baraja una horquilla de entre 88 y 115 millones, dejando el total mundial en entre 703 y 729 millones.

La pobreza extrema venía disminuyendo durante las últimas décadas, pero el Covid-19 supondrá un fuerte punto de inflexión: el Banco Mundial prevé que habrá aumentado en 2020 por primera vez en más de 20 años

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Las últimas investigaciones apuntan a que, casi con toda seguridad, los efectos de la crisis económica y socio-sanitaria que ha provocado el Covid se sentirán en la mayoría de los países hasta 2030. Por todo ello, se considera que el objetivo de reducir la tasa mundial de pobreza a menos del 3% para 2030 será inalcanzable. Además, no se puede olvidar que cerca de 800 millones de personas pasan hambre en el mundo, a pesar de que este tiene una capacidad productiva que sería capaz de alimentar a 12.000 millones de personas, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (más conocida como la FAO).

España no es ajena a esta triste realidad: la pobreza extrema ha crecido y ya supera los 3,259 millones de personas, según el último informe ‘Focus on Spanish Society’, elaborado por la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) y que recoge datos de Eurostat publicados recientemente. En concreto, ha aumentado en más de un millón el número de personas que no pueden permitirse bienes, servicios o satisfacer necesidades financieras consideradas necesarias para llevar una vida adecuada. Así se ha pasado de una tasa de privación material severa del 4,7% (2,189 millones) de la población en 2019 al 7% en 2020.

España no es ajena a esta triste realidad: la pobreza extrema ha crecido y ya supera los 3,259 millones de personas, según el último informe ‘Focus on Spanish Society’, elaborado por la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas)

La pobreza en Venezuela se mantiene en “niveles máximos posibles de 94,5%”

El primer año completo de la pandemia, el aumento de la pobreza rompió con la tendencia a la baja que se venía registrando en nuestro país desde la tasa máxima del 7,1% alcanzada en 2014. Es cierto que Bulgaria, Grecia y Rumanía fueron los países europeos con mayor porcentaje de afectados por la privación material severa con unas tasas de entre el 15% y el 20%, el doble que las de España, pero los cuatro países se sitúan lejos de los nórdicos, Países Bajos, Austria, República Checa y Polonia, con tasas inferiores al 3%. Además, hay otros que han logrado mantener o reducir el nivel de privación material severa en 2020 respecto al año anterior, como Países Bajos, Portugal, Dinamarca, Bélgica y gran parte de los países del Este.

En España también conviene destacar que la tasa de privación material de los menores de 18 años se situó en el 9% el año pasado, casi tres veces mayor que la de los mayores de 65 años (3,2%). Y según el tipo de hogares, el más afectado por la pobreza es en el que viven dos adultos con tres o más hijos económicamente dependientes, es decir, los formados por familias numerosas, con una tasa del 15%.

Estas últimas cifras no son baladí y menos en estas fechas, pues desde 1989 cada 20 de noviembre se celebra la entrada en vigor de la Convención sobre los Derechos del Niño. Unicef apunta a que más de 350 millones de niños viven en la pobreza, especialmente en África y Asia, lo que supone uno de cada seis. En nuestro país, los datos son muy preocupantes: más de dos millones de niños, lo que representa casi el 30% de la población infantil.

“No podemos esperar a que llamen a nuestra puerta, es urgente que vayamos nosotros a encontrarlos (en alusión a los pobres)... Es importante entender cómo se sienten, qué perciben y qué deseos tienen en el corazón”, afirma el Papa Francisco

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En el mensaje para la V Jornada Mundial de los Pobres, el Papa Francisco señalaba que “no podemos esperar a que llamen a nuestra puerta, es urgente que vayamos nosotros a encontrarlos en sus casas, en los hospitales y en las residencias asistenciales, en las calles y en los rincones oscuros donde a veces se esconden, en los centros de refugio y acogida… Es importante entender cómo se sienten, qué perciben y qué deseos tienen en el corazón”. Asimismo, urgía a abordar “un enfoque diferente de la pobreza, un reto que los gobiernos y las instituciones mundiales deben afrontar con un modelo social previsor, capaz de responder a las nuevas formas de pobreza que afectan al mundo y que marcarán las próximas décadas de forma decisiva”.

El Santo Padre también destacaba que “si se margina a los pobres, como si fueran los culpables de su condición, entonces el concepto mismo de democracia se pone en crisis y toda política social se vuelve un fracaso”. Además, invitaba a aumentar “la sensibilidad para comprender las necesidades de los pobres”, sobre todo cuando “en las zonas económicamente más desarrolladas del mundo se está menos dispuestos que en el pasado a enfrentarse a la pobreza y donde el estado de relativo bienestar al que se está acostumbrados hace más difícil aceptar sacrificios y privaciones”.

Todo esto pone de manifiesto que los gobiernos, las instituciones, las organizaciones sin ánimo de lucro, las empresas, los voluntarios y la población en general tienen aún una asignatura pendiente y mucho campo para actuar por el bienestar y el desarrollo humano. Una situación que no es nueva, pero que la pandemia del Covid ha agravado, elevando las cifras en todo el mundo, por lo que se deben intensificar aún más los esfuerzos para acabar con este punto de inflexión y que se vuelva a la tendencia de reducción de la tasa de pobreza que había hasta 2020.