Cerca del 20% de los niños que fracasan en la escuela lo hacen por dificultades en el aprendizaje, según afirma la experta del servicio de Psicología clínica del Hospital Quirónsalud Córdoba, la psicóloga infantil Alba Jurado. Y es que, según advierte, se trata de un problema evitable y que además se puede prevenir.

“Si avanza en el tiempo corremos el riesgo de que se asienten en el menor efectos muy negativos y difíciles de corregir en el futuro. Por eso, cuanto antes se detecten los problemas y se ayude al niño, mejor”, avisa esta psicóloga infantil, que precisamente forma parte del recién estrenado programa para niños con dificultades de atención y aprendizaje del citado centro hospitalario, un programa pionero que tiene como objetivo valorar e intervenir en dichas dificultades.

Según defiende, cualquier obstáculo de estas características en el aprendizaje implica un fracaso en la ejecución escolar, algo que a la larga puede provocar baja autoestima y desembocar en desinterés y apatía hacia las tareas escolares, así como en problemas emocionales.

Se considera que un niño presenta dificultades de aprendizaje cuando tiene déficit en sus habilidades intelectuales, atencionales o lingüísticas, aunque el resto de procesos cognitivos estén bien preservados

A su vez, alerta de que, si estas dificultades no se atajan a tiempo, pueden aumentar los fracasos en la escuela, lo que también incrementa la probabilidad de recibir recriminaciones y castigos, tanto en casa como en el colegio. “Se trata de un ciclo que se repite y que puede generar alteraciones de conducta y emocionales que pueden causar inadaptación en el ámbito personal, social, familiar y escolar”, subraya Jurado.

En muchos niños, según asegura, también surge la frustración, o los sentimientos de incomprensión y de falta de empatía, problemas que no sólo afectan a los menores, sino también a sus familias y compañeros de clase, de forma que se complica aún más su día a día.

En concreto, la psicóloga infantil sostiene que las dificultades de aprendizaje comienzan en la edad escolar, pero pueden no manifestarse totalmente hasta que las demandas de las aptitudes académicas afectadas superan las capacidades limitadas del individuo, como por ejemplo, en exámenes cronometrados o en la lectura de informes complejos para una fecha límite.

“Se considera que un niño presenta dificultades de aprendizaje cuando tiene déficit en sus habilidades intelectuales, atencionales o lingüísticas, aunque el resto de procesos cognitivos estén bien preservados. Estos déficits se manifiestan aunque no existan alteraciones neurológicas graves, y requieren de una atención especializada”, insiste la experta de Quirónsalud Córdoba.

Es fundamental que un experto identifique cuáles son los factores psicológicos, familiares, sociales y escolares que influyen en las dificultades de aprendizaje del menor

Realizar un buen diagnóstico

A pesar de la pandemia, y para un buen diagnóstico, Jurado señala que ya no hay problema en que los menores acudan a la consulta al hospital, ya que todos los centros sanitarios han diseñado circuitos limpios de coronavirus. De hecho, remarca que el Hospital Quirónsalud Córdoba cuenta con la certificación ‘Protocolo Seguro frente al Covid-19’, emitida por Applus+, tras corroborar que cumple con los requisitos más exigentes de desinfección frente al virus.

Igualmente, para el diagnóstico, la experta ve imprescindible no sólo el papel de los padres, sino también de los tutores en el colegio. En su opinión, es también fundamental que un experto identifique cuáles son los factores psicológicos, familiares, sociales y escolares que influyen en las dificultades de aprendizaje del menor, así como que se diseñe un plan individualizado de intervención.

Precisamente, detalla que los criterios de evaluación del trastorno específico del aprendizaje se centran en criterios diagnósticos, tales como la dificultad en el aprendizaje y en la utilización de las aptitudes académicas (lectura de palabras imprecisa o lenta con esfuerzo; dificultad para comprender el significado de lo que lee; dificultades ortográficas; para la expresión escrita; o para dominar los datos numéricos o el cálculo y en el razonamiento matemático).

Generalmente, suelen formar parte de este tipo de programas de apoyo psicológico los niños que presentan dificultades en el aprendizaje y que requieran apoyo y atenciones educativas específicas, debido a desórdenes en los procesos cognitivos básicos implicados en el aprendizaje, como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), el trastorno por déficit de atención sin hiperactividad (TDEA), los niños autistas, o con trastorno específico del lenguaje, de conducta, dislexia, disgrafía, y déficit de comprensión lectora, entre otros, según enumera la especialista de Quirónsalud Córdoba.

Tras el diagnóstico se asesora a los padres sobre pautas educativas, se realiza una actuación psicopedagógica en coordinación con el centro escolar

“Tras el diagnóstico se asesora a los padres sobre pautas educativas, se realiza una actuación psicopedagógica en coordinación con el centro escolar, se lleva a cabo una psicoterapia cognitivo-conductual, y se trabaja en talleres de habilidades sociales”, sentencia la psicóloga infantil Alba Jurado.

Según sentencia la experta, por no detectar a tiempo problemas en el aprendizaje y en la atención se puede minar el bienestar emocional del menor, así como perjudicar un futuro mejor para estos niños.