El malvadísimo Víctor Orban es el único dirigente europeo que entiende lo que está en juego. Por eso se ha ido a Moscú para hablar con Putin
Termine o no en guerra abierta, el asunto ucraniano se está enlodando para largo tiempo. Occidente no puede estar haciéndolo peor. La verdad es que el somnoliento Joe, somnoliento líder de Occidente, ha perpetrado las dos estupideces que Occidente debía evitar: ceder ante Putin y no ganarse a Putin para Occidente.
El malvadísimo Víctor Orban es el único dirigente europeo que entiende lo que está en juego. Por eso se ha ido a Moscú para hablar con Putin
Por un lado, cuando el ruso coloca tropas ante la frontera ucraniana, Joe Biden asegura que va a movilizar, en Estados Unidos, un contingente de soldados, la décima parte de los rusos y a 10.000 kilómetros de distancia. Alemania y España, por su parte, se niegan a mandar armas a los ucranianos. Y toda Europa asegura que, como Putin se atreva a invadir se va a enterar: sanciones económica a todo trapo. Es decir, que Occidente se amilana y no defiende a los suyos. ¿No es más lógico evitar la invasión que amenazar con sanciones económicas si la invasión rusa se produce?
Al mismo tiempo, el somnoliento Joe tampoco se gana a Putin para su causa. En Siria, los rusos entendieron mejor que Europa lo que ocurría y dieron su vida contra el Estado Islámico y para detener al peligro turco.
Volvamos a Biden-Putin. De entrada, para romper el hielo, el norteamericano le tildó de asesino, que es lo mejor para conseguir un entendimiento amistoso. Como aseguran muchos y muchas: "Este hombre chochea".
El enemigo del Occidente cristiano es Pekín, no Moscú. Al menos desde la caída de la URSS
No olvidemos que el Occidente cristiano se enfrenta a dos enemigos: el panteísmo oriental de China e India y la apostasía europea y americana contra Cristo, es decir, contra la esencia de Occidente.
Y la nota de color: el malvadísimo y cuasi fascista Víctor Orban es el único dirigente europeo que entiende lo que está en juego. Por eso se ha ido a Moscú para hablar con Putin. Y por eso, un pueblo como el húngaro, masacrado en 1956 por los soviets de Moscú, es el único que ha entendido que no hay que enfrentarse con Putin sino ganarse a Putin para Occidente y no arrojarle en manos de Oriente, en manos de Pekín y, no lo olvidemos, de Delhi que aún es más peligrosa... o lo será en un futuro próximo.
En cualquier caso, el enemigo del Occidente cristiano ahora mismo es Pekín, no Moscú. Al menos desde la caída del bloque soviético. Y en un enfrentamiento Moscú-Europa, los rusos tienen todas las de ganar.
La razón es sencilla: el presidente ruso es occidental y cristiano porque cree en la verdad, aún cuando se equivoque en muchas verdades en las que cree, y tantas veces se muestre cruel e inclemente. Ahora bien, Putin cree en algo, posee como ortodoxo, esa base de sensatez realista del cristianismo, es precisamente lo que el Occidente cristiano ha abandonado.
El presidente ruso es occidental y cristiano porque cree en la verdad, aún cuando se equivoque en muchas de las verdades en las que cree
Intelectualmente, políticamente, la apostasía cristiana avanza rampante por Europa y quien no cree en nada tampoco está dispuesto a dar su vida por nada. Confesarse adepto a la religión de la democracia puede quedar bien en el bosque de conceptos estúpidos que se repiten diariamente en la Carrera de San Jerónimo pero nadie está dispuesto a dar la vida por el sistema electoral llamado democracia parlamentaria. Así que si Occidente sigue en la línea actual, Ucrania puede darse por perdida.
Claro que Occidente está a tiempo de rectificar. Y eso supondría lo siguiente: no ceder ante Putin, desplegar tropas en Ucrania y preparase para un posible enfrentamiento directo y, al mismo tiempo ganarse a Putin para Occidente porque Rusia es Occidente, y el enemigo de Occidente es doble: China y la India, ambas panteístas con ribetes de fanatismo, también fanatismo islámico. Por cierto, el fanatismo islámico siempre se ha apoyado, desde Avicena y Averroes, en el panteísmo islamista.