Durante el último decenario, han ocurrido dos hechos que acentúan la crisis de Occidente, es decir, del hemisferio basado en valores cristianos.

Por una parte, el presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, arremetía contra Polonia, por una cuestión económica: la compra de grano ucraniano. Zelenski es muy dado a alabar a todos los países que le envían armas, sobre todo a Estados Unidos, a cuyo presidente mantiene chantajeado, con los negocios de su hijo Hunter en Kiev.

Sin embargo, miren por dónde, el presidente ucraniano, convertido ya en una 'vedete' internacional, arremete ahora contra Polonia, su vecino aliado, el país que más ha ayudado a Kiev, el que alberga a 1,5 millones de refugiados ucranianos dentro de sus fronteras. Ellos solitos han acogido a la tercera parte de todo los desplazados ucranianos que huían de la guerra con Rusia y que en un principio llegaron a superar los3 millones.

Pues bien, Zelensky no sólo no da las gracias a Polonia sino que, además, ahora arremete contra ella. Curioso.

En paralelo, el chino Xi Jinpin establecido como Rey del mundo, que no sale de China sino que prefiere que el mundo venga a rendirle pleitesía a Pekín ha recibido al sirio Bashar al Asad con todos los honores. Al presiente sirio le han prometido aydua para la reconstrucción de su país. Del mismo modo que Putin le ayudó en la Guerra contra el Estado Islámico, mientras el idiotizado Occidente se empeñaba en derrocarlo, ahora China le capta para su causa a cambio de ayuda económica para su reconstrucción.

Volvamos a los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Es el antiguo totalitarismo marxista, esta vez unido a la religión panteísta de Delhi y al vengativo sindicalista Lula de Silva, que está tomando el poder en el mundo. Ya son una alternativa real a Estados Unidos del chocheante Biden, y me temo que ya le superan, tanto económica como militarmente. Además, Lula les ha puesto Hispanoamérica en bandeja y el antiguo territorio evangelizado por españoles y portugueses se está convirtiendo en el nuevo laboratorio del neocomunismo, esa doctrina que ya no busca la revolución violenta sino que pretende llegar al poder por las urnas y luego manipular la democracia, especialmente con el instrumento más liberticida del siglo XXI: la ideología de género.

En los BRICS no manda Putin, manda Jinping y, en breve, me temo, porque aún es mas anticristiano y más homicida que el chino Xi, el panteísta Narendra Modi. Lula sólo es el tonto útil, mientras el venenoso saudí Bin Salman no deja de aproximarse a los BRICS.

En cualquier caso, la estupidez europea de atacar a Polonia, uno de los pocos países cristianos que quedan en Europa, y la idiocia norteamericana de arremeter contra Bashar al Asad, un freno para la locura islámica, suponen dos tendencias que convendría reprimir cuanto antes, aunque me temo que ya es mucho más que una tendencia.