El pasado 7 de noviembre de 2022, los presidentes de Francia, Emmanuel Macron, y de Venezuela, Nicolás Maduro -que es un dictador-, mantuvieron una breve conversación en Sharm el Sheij, ciudad egipcia que acogió la 27ª Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático (COP27).

Macron le expresó su deseo de "que pudiéramos hablar un poco más y pudiéramos comenzar un trabajo bilateral que sea útil para el país y la región".

De esa manera, Macron legitimó y normalizó la figura del dictador chavista.

Cabe recordar que, antes de ese encuentro -en enero de 2021-, la UE dejó de reconocer al opositor Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela.

Además, desde EEUU, el nuevo presidente Joe Biden, dejó de reconocer recientemente la presidencia interina del opositor Juan Guaidó en Venezuela. Y condicionó el alivio de sanciones a los acuerdos que llegue Maduro con la oposición.

La conclusión es que, en general, -y pese a que todos los venezolanos que pueden están huyendo del país, muchos de ellos a Madrid, comprando casas en zonas caras de la capital- el régimen de Maduro está cada vez más normalizado en el exterior. Quizá porque lo que preocupe ahora a la progresía mundial -de la que forman parte Macron y Biden- es el supuesto auge de movimientos derechistas.

El obispo Basabe acusó al chavismo de pretender ocultarle al mundo la situación de precariedad en la que está inmersa la mayor parte de los venezolanos

En ese contexto, desde dentro de la dictadura venezolana, el matón oficial del régimen chavista, Diosdado Cabello, amenazaba a la iglesia católica con palabras nada diplomáticas. En concreto Cabello respondía al al obispo venezolano Víctor Hugo Basabe, quien tuvo la osadía de denunciar la prolongada crisis política, social y económica en el país, recoge Infocatólica de El Nacional.

Jerarquía eclesiástica

En concreto, Basabe criticó el sábado, durante homilía oficiada a la salida de la procesión de la Divina Pastora, la «burbuja de la falsedad económica» en Venezuela. Y acusó al chavismo de pretender ocultarle al mundo la situación de precariedad en la que está inmersa la mayor parte de los venezolanos.  «Les invito a poner en el corazón de nuestra oración a nuestra Venezuela herida, maltratada, traicionada y saqueada hasta más no poder», expresó el obispo en la ciudad de Barquisimeto.

Además, la Conferencia Episcopal Venezolana denunció la semana pasada esa «burbuja» que considera ofensiva para los trabajadores. En el sector salud, educación, obreros y pensionados tienen ingresos paupérrimos entre los 10 y 30 dólares mensuales.

Diosdado Cabello, primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, respondió así a la iglesia: «Esa jerarquía eclesiástica históricamente se ha puesto de espaldas al pueblo. Todavía no se ha dado cuenta de que actitudes de esa naturaleza han hecho que otras religiones acojan a tantos venezolanos, gracias a la política de los politiqueros de la Conferencia Episcopal, ahí no se salva uno». «Una extraordinaria manifestación del pueblo católico empañada por el discurso político del dirigente opositor Basabe; un discurso politiquero, de bajos fondos, malintencionado. Todos son exactamente iguales». «Rechazamos esa actitud ventajista, de aprovechar a un pueblo que sale a caminar con su fe para esas intenciones mezquinas de quienes dirigen al partido político de la conferencia Episcopal. Producen no sé si lástima, asco, qué sé yo».

Por su parte, la vicepresidenta Delcy Rodríguez había hecho comentarios en rechazo a la posición de los obispos: «Esos demonios con sotanas están llevando al levantamiento, a la sublevación».

Para hacerse una idea de la situación en Venezuela, vean esto: