Conviene escuchar al secretario general de la OTAN, porque no es más que la voz de su amo. No lo duden: oyéndole a él sabemos lo que piensan los que están detrás de él y por encima de él, desde la Casa Blanca al Eliseo o al número 10 a la cancillería de Berlín. Escuchándole, sabemos, en definitiva, por dónde van los tiros.

Además, es un hombre poco dado al aspaviento aunque sí a los argumentos circulares, como ese de que si Turquía se opone a la entrada en la OTAN de Suecia y Finlandia, es asunto de Turquía, y no de la OTAN (¡¿Mande?!).

Por vez primera, Oriente -China, India, Irán y Turquía- piensa que puede derrotar a Occidente. Y el mundo islámico les apoyará... porque odia al Occidente cristiano

Pues bien, el tono de Jens Stontelberg, durante su presentación a los medios informativos del miércoles de los últimos acuerdos de la Alianza lo decía todo. Dejaba claro que Bruselas -sede de la UE y del organismo de defensa occidental- no piensa darle ni una oportunidad a la paz, no piensa darle a Vladimir Putin, el inclemente Putin, ciertamente, ni el menor asomo de un acuerdo que termine con la guerra -sí, con la invasión rusa- de Ucrania.

Y Zelenski, el presidente ucraniano, tampoco quiere hablar de negociaciones de paz. Él pone los muertos, claro, pero pide más armas a Occidente para vencer a los rusos y uno diría que a veces sueña con invadir él Moscú.

Así, cuando se va a cumplir ya un año de guerra, los países miembros de la OTAN de Bruselas han acordado aumentar la producción de armas y la Bruselas de Von der Leyen ha acordado, también esta misma semana, dotar con más armas a la OTAN, mientras la Kiev de Ucrania exige cazas de combate, lo que multiplicará los muertos e involucrará directamente a la OTAN en la guerra, en un enfrentamiento directo con Rusia.

Naturalmente, Putin ya ni lo duda, continúa avanzando en las regiones ucranianas con más población rusa y, lo que es más importante, continúa inclinándose hacia el Este en lugar de hacia el Oeste, hacia China e India, en lugar de hacia Europa y Estados Unidos donde debe estar Rusia y hasta anteayer quería estar Putin.

La solución es... firmar la paz con Rusia y atraerse a Putin hacia el Occidente cristiano... que no hacia el Occidente progre del senil Joe Biden

Al tiempo, Moscú anima a Ankara, a Teherán, a Pekin y a Delhi a revelarse contra Occidente y a plantarle cara. Pekín, el más peligroso, ya se ha puesto manos a la obra y cada día se muestra más agresivo frente a Estados Unidos, aprovechándose de su títere norcoreano. Con Rusia de su parte, el Oriente piensa que puede, ahora sí, tumbar a Occidente. Y el mundo islámico, que está en el medio, se inclina hacia Oriente dado su odio al Occidente cristiano.

En resumen, nadie le da una oportunidad a la paz y la alternativa consiste en que la guerra de Ucrania devenga en guerra global. Los líderes occidentales sufren de ceguera y de soberbia. Mismamente, se niegan a que el Vaticano actúe como mediador. No se niega Putin, que es el más criticado por el Papa Francisco y el mas apoyado por la mezquina actitud de la jerarquía ortodoxa rusa. Pero no: se niegan Kiev, Bruselas y Washington. Dan ganas de preguntar quiénes son los buenos en esta guerra, Las víctimas principales, ya lo sabemos: son los ucranianos, pero no tengo nada claro que también lo sea su presidente, cada día más belicoso.