En Perú, cerca del mediodía del miércoles 7 de diciembre, cercado por las crecientes acusaciones de corrupción contra él y su entorno, el entonces presidente Pedro Castillo anunció, de forma inconstitucional, la disolución del Congreso de la República, estableció un “gobierno de excepción” y un toque de queda desde las 10:00 p.m.

Casi dos horas después de dar el golpe de estado, Castillo emprendió camino desde Palacio de Gobierno hacia la embajada de México, país al que había solicitado asilo político. En medio de la crisis, el Congreso del Perú lo destituyó con 101 votos a favor, seis en contra y 10 abstenciones.

En simultáneo, sin haber llegado muy lejos de Palacio de Gobierno, y con la Policía y el Ejército comprometidos con mantener el orden constitucional, Pedro Castillo fue arrestado por los agentes que hasta entonces le servían como escolta presidencial.

La justicia peruana ha determinado una detención preliminar por siete días para Pedro Castillo por el presunto delito de rebelión.

Casi cuatro horas después del golpe de estado de Pedro Castillo, su hasta entonces vicepresidenta, Dina Boluarte, juramentó como nueva presidenta del Perú, la primera mujer en acceder a ese cargo, relata Aciprensa.

Así las cosas, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, emitía el siguiente tuit:  

Tiene gracia que Sánchez presuma de apoyar "la defensa de la Constitución y el Estado de Derecho", cuando lo que está haciendo en España es precisamente demoler la democracia y el estado de Derecho a su conveniencia.

Y es que, lo que ha ocurrido en Perú puede ocurrir en España... y ya está ocurriendo, como ha destacado Hispanidad.