Trump y el muy católico Joe Biden
Primer round entre los candidatos presidenciales Donald Trump y Joe Biden. El pasado martes, tuvo lugar en Cleveland el primero de los tres debates presidenciales que se celebrarán antes de las elecciones.
Los medios de comunicación han vendido el debate como una suerte de show creado por el presidente Trump, ante un educado y respetuoso Joe Biden, que no podía exponer su programa ante las faltas de respeto del presidente. Si bien hubo interrupciones continuadas por los dos lados, curiosamente quien recurrió reiteradamente al insulto no fue el presidente Trump, sino Biden, quien en un alarde de histeria llegó a calificar a Trump como “payaso”.
Sin duda, el gran fallo del presidente durante el debate fue el no exponer las notorias contradicciones del candidato demócrata. Lo cierto es que al margen de insultar al presidente calificándole como racista o payaso, Biden no expuso nada acerca de su programa electoral. Durante todo el debate, Biden parecía como teledirigido, con escasa agudeza y velocidad mental y repetía continuamente frases hechas, sin relación alguna con las cuestiones que eran objeto del debate.
Biden parecía como teledirigido, con escasa agudeza y velocidad mental y repetía continuamente frases hechas, sin relación alguna con las cuestiones que eran objeto del debate
El encuentro fue tenso. El comienzo lo marcó la gestión del COVID-19. En esta cuestión, Trump defendió la necesidad de conjugar la protección de la salud con la economía, insistiendo en los fatales efectos que tendrían nuevos confinamientos. Biden se limitó a criticar la gestión del presidente, pero sin señalar cómo hubiera gestionado él la crisis o si apoyaba restricciones más severas. Tampoco aportó plan alguno de cara a facilitar la recuperación de la economía.
Otro de los bloques del debate, lo marcaron los disturbios en las ciudades estadounidenses, promovidos por el movimiento marxista Black Lives Matter, junto con el grupo antisistema antifa y el Partido Demócrata. Mientras que el presidente insistió en su mensaje de ley y orden contra los violentos radicales que están causando el pánico en el país, el candidato demócrata dejó atónito a todo el mundo al afirmar que el “movimiento antifa es una idea y no una organización”. Dicha afirmación es ciertamente curiosa, quizás en la atribulada mente de Biden los daños causados a personas y bienes en las principales ciudades de EEUU, no han existido y son meras ideas.
Biden afirmó que el “movimiento antifa es una idea y no una organización”. Quizás en la atribulada mente de Biden los daños causados a personas y bienes en las principales ciudades de EEUU, no han existido y son meras "ideas"
Pero Biden no sólo insultó al presidente y repitió frases hechas, otra de sus grandes técnicas de respuesta fue la no respuesta. Cuando se abordó el nombramiento de Amy Coney Barrett para el Tribunal Supremo, Biden se limitó a cargar contra la juez. Y al ser preguntado por el plan de su partido para no perder el control del Alto Tribunal, Biden se negó a contestar. Dicho plan fraudulento pasaría por hacer que la corte pasara de tener 9 a 12 magistrados, para intentar retener así el control ideológico del Tribunal.
Uno de los momentos más tensos del debate se produjo cuando se trajo a colación el controvertido historial del hijo de Joe Biden, Hunter Biden. Hunter fue objeto de investigación por conflicto de intereses. Dicha investigación se remonta al año 2014, en el marco de la invasión de Crimea por Rusia y la llegada de un nuevo gobierno a Ucrania tras una revuelta popular. En este momento y siendo precisamente entonces Vicepresidente Joe Biden, y estando encargado de coordinar las relaciones con el nuevo gobierno ucraniano, su hijo Hunter pasó a formar parte del consejo de dirección de Burisma, una de las compañías de gas más importantes de Ucrania. Imagínense si esta cuestión se hubiera producido con un hijo del Presidente Trump, los medios de comunicación denunciarían un flagrante conflicto de intereses que, sin embargo, en este caso obvian. Ya se sabe que la esencia del progresismo es la impunidad. Pero lo más sorprendente fue que Biden, fue incapaz de articular una explicación acerca de este más que evidente conflicto de intereses.
A pesar de esta errática actitud en cuestiones de fondo, Biden no tuvo inconveniente alguno en recurrir continuamente al insulto, hasta el punto de perder los papeles. Las semanas dirán quién ha salido beneficiado del debate. El próximo round será el próximo 15 de octubre en Miami.
Ahora, con Trump en cuarentena, veremos lo que ocurre con la campaña.