
Hungría no adoptará el euro porque "la Unión Europea está en estado de desintegración", no se puede decir más con menos. Y la autoría de la frase es del primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, quien ha asegurado que "Hungría no debe vincular su destino más estrechamente a la Unión Europea", y "la introducción del euro sería la vinculación más estrecha posible".
Y para zanjar el debate, en plena campaña electoral, ha afirmado que "La adhesión a la zona del euro no estará en mi menú". Además, ha exigido "cambios radicales", o Hungría como Estado miembro "solo será un capítulo efímero".
No es la primera vez que Orbán critica a Bruselas: ya lo hizo hace unos meses, cuando declaró que "En la orquesta de Bruselas, sólo se permite una melodía. Si cantas una melodía diferente, te recortarán la financiación, difamarán a tu gobierno e intentarán reemplazarte con una marioneta. ¿Su respuesta a cada crisis? Más poder para ellos, menos soberanía para los Estados miembros. ¿El resultado? Una Unión en declive y los europeos pagando las consecuencias. No podemos permitir que esto continúe".
Ahora, Orbán va a más, no entrará en el euro, y a saber cuánto tiempo les queda como Estado miembro. Y ojo, lo mismo anunció con la Corte Penal Internacional: y dicho y hecho, el húngaro no habla por hablar.











