Durante este mes les hemos ido contando lo que sucede en California con la atleta trans AB Hernández, que compite en pista y en categoría femenina pese a haber nacido hombre. Hernández fue ganando todas las pruebas de los campeonatos, posee las mejores marcas del estado y ha resultado victoriosa en todas las competiciones en los últimos meses. 

En febrero, Donald Trump firmó una orden ejecutiva por la que se excluye a los hombres de los deportes femeninos. Pese al mandato, varios estados demócratas están siendo investigados por negarse a cumplir con la ley. El republicano ya ha amezado a California con la retirada de fondos estatales si sigue incumpliendo. 

Declaró que es política de Estados Unidos "retirar todos los fondos de los programas educativos que privan a las mujeres y niñas de oportunidades deportivas justas". "California, bajo el liderazgo del demócrata de izquierda radical Gavin Newsom, continúa permitiendo ILEGALMENTE que 'LOS HOMBRES JUEGUEN EN DEPORTES FEMENINOS'", escribió el presidente en las redes sociales. Y es lo sucedido con Hernández encendió la protesta ciudadana. 

Ante el escándalo y el hartazgo de los estadounidenses, la Federación Interescolar de California ha actuado y, atención, ha propuesto una nueva norma: ortogará a una atleta femenina la misma medalla que a un atleta masculino que la venza. Entonces, si un atleta masculino que compite en deportes femeninos gana la carrera, la niña que llega en segundo lugar también obtiene el oro.

Según el borrador de la norma, si un atleta transgénero gana una medalla, su clasificación no desplazará a una estudiante “biológicamente femenina” de la posibilidad de obtener medallas.

¿No es maravillosamente estúpido?