
Ya hace un año de cuando una célebre cantante francesa, Françoise Hardy, enferma de un cáncer linfático desde 2004 conseguía emocionar a Emmanuel Macron, que anunciaba que, tras sacralizar el aborto y convertirlo en derecho constitucional, iba a aprobar otra ley progresista: la eutanasia.
Macron metía el turbo y anunciaba su proyecto de ley para permitir que los adultos con una enfermedad incurable se sometan a la eutanasia. Según el Ejecutivo galo, esta medida se tomaba por la creciente demanda pública. Y es que, al parecer, los franceses viajan a otros países para someterse a la muerte digna. Y mira que es fácil suicidarse y no tener que implicar a terceros.
Según se aclaró en su momento, la norma estaría destinada a los pacientes de más de 18 años y ciudadanos franceses o que vivan en Francia. Un equipo de profesionales médicos tendrá que confirmar que el paciente padece una enfermedad grave e incurable, sufre un dolor intolerable e intratable y desea recibir la eutanasia por voluntad propia. Aunque ya sabemos que con la eutanasia se empieza con casos muy extremos y se acaba aplicando al más débil y sin consentimiento.
La ministra de Sanidad, Catherine Vautrin, nos explicó que esta ley era "una respuesta ética a la necesidad de acompañar a los enfermos". Y eso que pensábamos que el acompañamiento de enfermos se hacía desde los cuidados paliativos.
Macron se daba mucha prisa, pero al no contar con el apoyo de la Asamblea, ha visto truncados sus planes. El presidente apareció en la cadena TF1, en una emisión que duró cerca de tres horas -esperemos que Sánchez no lo tome como idea- y anunció su nueva propuesta: someterlo a referéndum.
Macron considera que primero “debe haber tiempo parlamentario”, pero ha matizado que “si al final de esta primera lectura vemos que hay un punto muerto, ”una especie de imposibilidad de llegar hasta el final, entonces creo que el referéndum podría ser una forma de romper el bloqueo”. Es decir, Macron quiere aprobar la eutanasia, es muy progresista, así que si lo bloquean recurrirá a los franceses, a los que ya se encargará de convencer de que la eutanasia es querida y necesaria. Es más, según los sondeos, un 70% de los franceses votaría a favor.
"Creo que el referéndum puede ser una vía de desbloqueo y permitir a las francesas y franceses que den su opinión. Pero lo haré con mucha precaución y siempre y cuando que el texto se atasque". La tensión llega porque muchos diputados consideran que la norma es "profundamente desequilibrada" a favor de la eutanasia frente a los paliativos. Además, se teme por la libertad de los médicos que puedan verse obligados a practicar eutanasias.
Curiosamente, sindicatos cercanos a la izquierda han pedido a los diputados Mélenchon que voten en contra, ya que ven la ley como una forma de ir contra los más necesitados, en lugar de ayudar a la gente a vivir dignamente.










