En Perú, los cuerpos de trece mineros que habían sido secuestrados el pasado 25 de abril fueron encontrados el domingo 4 de mayo, aunque ya llevaban una semana muertos.

El secuestro y posteriores asesinatos se han atribuido a criminales pertenecientes a bandas que hacen negocio con la minería ilegal.

Los mineros trabajaban en una mina de oro en la localidad de Pataz, provincia de la región de La Libertad.

El suceso ha conmocionado al país. La presidenta Dina Boluarte decretó el lunes un toque de queda en Pataz de las 18:00 de la tarde hasta las 6:00 de la mañana, así como el desplazamiento de militares, que se instalarán en la zona. 

Por su parte, la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) ha emitido un comunicado  titulado 'No matarás' (Éxodo 20,13), en el que Mons. Carlos García Camader, Obispo de Lurín y Presidente de la CEP, expresó su “profunda tristeza y consternación por estos hechos delictivos del crimen organizado, que hieren profundamente la dignidad humana y la paz social”. 

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Asimismo, los obispos peruanos hicieron llegar sus condolencias y cercanía espiritual a las familias de las víctimas, asegurándoles su oración y solidaridad.