Como informó Hispanidad recientemente, en Sudán hay una guerra entre el Ejército gubernamental -Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF, por sus siglas en inglés)- y las milicias árabes paramilitares, las llamadas ‘Fuerzas de Apoyo Rápido’ (RSF). Y ambos, contra los cristianos.

El ejército sudanés está liderado por el general Abdel Fattah Al Burhan. Mientras que las RSF cumplen órdenes del general Mohamed Hamdan Dagalo, más conocido como Hemedti

En el trasfondo de la guerra hay tensiones étnicas y, sobre todo, una persecución deliberada contra los cristianos, ya que ambos bandos son islamistas. Pero también la lucha por recursos como petróleo, uranio, agua subterránea y, sobre todo, el oro. La guerra, principalmente, se desarrolla ahora en la región de Darfur del Norte, donde se ubica la ciudad de El Fasher.

El conflicto se inició en abril de 2023. Solo entre enero y octubre de este año la ONU ha contabilizado 1.850 civiles muertos en la región de Darfur del Norte, asediada por las RSF. 

El ejército de Sudán, en marzo de este año, acusó a los Emiratos Árabes Unidos (EAU) ante la Corte Internacional de Justicia por apoyar militar y económicamente a las RSF, acusación que EAU negó. 

En este contexto, el Humanitarian Research Lab de la Universidad de Yale ha realizado cálculos de las matanzas. Su Nathaniel Raymond, declaró que «estamos ante un evento de muertes masivas que podría haber causado, en apenas una semana, más víctimas que dos años de guerra en Gaza», recoge La Gaceta. 

El secretario general de la ONU, António Guterres, ya ha destacado que la guerra en Sudán «se ha salido de control» y que hay "informes creíbles de ejecuciones masivas".

De hecho, la ONU ha declarado oficialmente la hambruna en zonas de Sudán que podría estar afectando a más de 21 millones de personas, sin comida y familias alimentándose con hojas hervidas y alimento para animales, lo que equivale al 45% de la población. 

Y según el director de Acción contra el Hambre en Sudán, Samy Guessabi, la "hambruna silenciosa que amenaza con convertirse en una catástrofe total", recoge el mismo medio.

Como hemos dicho, el país vive una guerra civil desde hace dos años, entre los militares Al-Burhan y Hemedti, tras la caída del dictador, el islamista al-Bashir, en 2019, bajo cuyo régimen ya se atacaba a templos cristianos. 

Así lo indicó a Puertas Abiertas, en mayo de este año, su colaborador Fikiru B.: “A pesar del clamor por reformas, las Fuerzas Armadas de Sudán demostraron la misma disposición para atacar los templos cristianos que el régimen de al-Bashir”. 

En ese contexto, ambos bandos militares atacan y bombardean templos, refugios y escuelas cristianas porque, como destaca Puertas Abiertas, ambos bandos son islamistas. De hecho, según cifras difundidas, desde el comienzo de la guerra más de 150 iglesias han sido destruidas o dañadas.

Además, los grupos paramilitares cometen abusos sexuales con mujeres, especialmente con las cristianas, y se imponen matrimonios forzados con los soldados. “La amenaza del matrimonio forzado es devastadora para las familias cristianas. Las jóvenes son expuestas a esclavitud sexual y embarazos forzados”, afirma Fikiru B.

Según Puertas Abiertas, los niños también son objeto de violencia sexual.