Como ha venido explicando Hispanidad, en Siria, yihadistas islámicos -o sea, terroristas y fanáticos musulmanes, en concreto una facción heredera de Al Qaeda, denominada Hayat Tahrir al Sham (HTS)- han tomado el poder, terminando con el régimen de Bashar Al-Asad, que huyó a Moscú. Los yihadistas están liderados por Mohamed al Jawlani, por cuya cabeza ofrecía Estados Unidos 10 millones de dólares.
La consecuencia principal de la llegada de los yihadistas al poder en Siria es que los cristianos empiecen a sufrir persecución, que es lo que pasa allí donde toman el poder, sean estos del Estado Islámico o de Al Qaeda.
Y es lo que está ocurriendo, como hemos ido recogiendo en Hispanidad días atrás.
Es decir, que parece confirmarse que, si bien los cristianos sirios con el dictador Al-Asad disfrutaban de libertad para poder practicar su religión, con la llegada de los yihadistas al poder esa situación empieza a cambiar radicalmente.
En ese contexto, el presidente de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE), Mons. Mariano Crociata, emitió un comunicado en el que pide a la Unión Europea que reconozca la vulnerabilidad de las minorías religiosas en el país, incluidos los cristianos, y que se tomen medidas concretas para protegerlos.
Este es el texto completo de su declaración:
Como Presidente de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE), y en respuesta a una carta de Mons. Youlian Jacques Mourad, sirio Arzobispo católico de Homs, expreso mi profunda preocupación por la situación actual de crisis humanitaria en Siria después de más de una década de conflicto, violencia y sufrimiento y, consciente de las incertidumbres actuales, expreso mi esperanza por el futuro de su gente en este nuevo capítulo del país y elevo mis oraciones por ello.
El pueblo de Siria, independientemente de su origen religioso o étnico, se ha enfrentado a penurias inimaginables, incluidos el desplazamiento, la pobreza y la destrucción de sus hogares, medios de vida y comunidades. En particular, deseo llamar la atención sobre la difícil situación de las comunidades cristianas en Siria, que han sido una parte integral y esencial de la historia y la cultura de la región durante siglos y ahora están luchando por mantener su continuidad histórica en su patria. La erosión del cristianismo y sus comunidades sería una pérdida trágica no sólo para Siria sino también para la estabilidad de la región y el mundo. COMECE insta a la UE y a la comunidad internacional a reconocer la vulnerabilidad de estas comunidades y tomar medidas concretas para garantizar su protección, preservación y florecimiento, priorizando las necesidades de la población siria, especialmente a las personas más vulnerables, incluidas las mujeres, los niños, los ancianos, personas con discapacidad y minorías religiosas. Esta responsabilidad va más allá asistencia humanitaria inmediata e incluye estrategias a largo plazo para la paz, construcción, reconstrucción y reconciliación.
Por lo tanto, la COMECE pide a la UE y a sus Estados miembros que proporcionen ayuda sostenida y financiación adecuada a socios de confianza para garantizar que las necesidades básicas como alimentos, vivienda, atención médica (incluida la curación de traumas) y educación para todos los sirios, y para crear un marco que permita al sector privado operar en el país con salvaguardas y garantías apropiadas. En este sentido, acogemos con satisfacción la decisión de la UE de aliviar gradualmente sus sanciones contra Siria, lo que tendrá un impacto positivo en el bienestar del pueblo sirio.
Como obispos de la Unión Europea, animamos a la UE y a sus Estados miembros a trabajar para proteger los derechos de las comunidades minoritarias en Siria, para garantizar que sean incluidos en el proceso constitucional y en los esfuerzos de reconstrucción, y que sean reconocidos y tratados como ciudadanos iguales. También hacemos un llamamiento a la UE y a sus estados miembros a apoyar iniciativas que promuevan el diálogo, la reconciliación y la curación entre los sirios de comunidades diversas. En un momento en que existe el riesgo de represalias contra quienes se percibe que han apoyado al régimen anterior, es necesario evitar la venganza y crear un marco legal que aplique la justicia transicional de manera justa e inclusiva.
La Iglesia seguirá acogiendo y apoyando a los refugiados y desplazados sirios, en particular las que huyen de la persecución, y velar por que sean tratadas con dignidad y respeto. La UE y sus Estados miembros también deben trabajar para crear las condiciones que permitan el regreso seguro y voluntario de los refugiados y sus familias a sus hogares.
Como obispos de la Unión Europea, nos solidarizamos con nuestros hermanos y hermanas en Siria, especialmente las comunidades cristianas que han dado testimonio de su fe en Nuestro Señor ante la inmensa adversidad. Llamamos a todas las personas de buena voluntad a orar por la paz en Siria y trabajar incansablemente por un futuro en el que todos los sirios puedan vivir en libertad, seguridad y esperanza. Que la intercesión de la Santísima Virgen María, la Madre de Misericordia, guíanos en nuestra misión de ser instrumentos de la paz de Dios.