Las elecciones presidenciales de Venezuela para el periodo 2025-2031 se celebrarán el próximo domingo 28 de julio.​​

El candidato de la oposición -la Plataforma Unitaria Democrática (PUD)- es el diplomático Edmundo González Urrutia, de 74 años, que se enfrentará al dictador Nicolás Maduro, que lleva tiranizando el país desde el 5 de marzo de 2013.

A pocos días de las elecciones en Venezuela, la mayoría de encuestas le han dado una amplia ventaja a Edmundo González -con una ventaja de 26 puntos sobre Maduro- y si gana las elecciones, siempre que no haya ninguna maniobra extraña por parte del régimen durante la celebración de los comicios o después, terminaría con 25 años de chavismo socialista-comunista.

Recientemente, y ante la cercanía de las elecciones, los obispos venezolanos denunciaron la situación que vive la nación hispanoamericana: "Como hemos comprobado y hecho público en nuestros documentos de los últimos años, el país ha experimentado un deterioro constante en los sistemas educativo, alimentario, de salud, de servicios públicos, de participación ciudadana, de justicia y de libertades tipificadas en la Constitución Nacional. Esto se ha agravado debido a que muchas de sus instituciones se han transformado en autorreferenciales, sirviendo solo a una parcialidad política. De igual forma se ha debilitado la participación ciudadana, que todos estamos llamados a reconstruir".

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En este contexto, no está de más repasar cómo está el derecho a la libertad religiosa en el país, de la mano del ‘Informe sobre Libertad Religiosa 2023’, de Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), que señala que "la Iglesia, que es una voz importante en defensa de los oprimidos, es el principal blanco de las críticas y los ataques incesantes del Gobierno”.

Y pasa a detallar algunos de estos episodios. Por ejemplo, en mayo de de 2021, el dictador Nicolás Maduro llamó «mercenario de la pluma» al jesuita Arturo Sosa, después de que se refiriera a este como el jefe de una dictadura.

En julio de 2021, el sátrapa pidió explicaciones al cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede, sobre una supuesta «carta llena de odio y ataques» contra el país que el prelado había enviado a Fedecámaras (Asociación Venezolana de Empresarios), en la que invitaba «a los venezolanos, especialmente a quienes tienen algún tipo de responsabilidad política», a dialogar. La vicepresidenta, Delcy Rodríguez, también reaccionó, diciendo que «los sacerdotes que quieran dedicarse a la política deberían quitarse la sotana y dedicarse a la política».

Un mes después, en agosto de 2021, la Conferencia Episcopal de Venezuela criticó a la Guardia Nacional Bolivariana por impedir que la ayuda humanitaria llegara a Mérida, una región arrasada por lluvias torrenciales, lo que no sentó muy bien al régimen, pues Maduro respondió llamando «diablos con sotana» y «bichos» a los obispos que enviaron la ayuda, mientras que el número 2 de la dictadura, Diosdado Cabello, acusó a la Iglesia católica venezolana de actuar como un partido político.

Otro episodio que reflejó el intervencionismo chavista en asuntos religiosos fue la creación de organismos oficiales, con sedes locales, denominados «Consejos Pastorales Gubernamentales», que se declaran como la única voz autorizada de la comunidad evangélica, silenciando así a las comunidades e iglesias que no los reconocen, que además son consideradas rebeldes u opositoras al régimen.

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Pro su parte, el obispo de San Cristóbal pidió que no se politizara el plan de vacunación porque solo se estaba vacunando a las personas que tenían 'carnet de la patria', es decir, solo a los simpatizantes del chavismo. En enero de 2022, se anunció que los pastores cristianos afiliados al programa ‘Patria’ recibirían una bonificación económica.

En ese mismo año, las autoridades chavistas permitieron reanudar la tradicional cabalgata de Reyes que se celebra en enero, y en marzo la procesión del Santo Cristo de la Salud, dos actos declarados Patrimonio Cultural Inmaterial por el Ministerio de Cultura.

Respecto a los ataques a los cristianos y sus propiedades, Ayuda a la Iglesia Necesitada señala que "no parecen haber tenido una motivación religiosa, aunque influyeron sobre el ejercicio de la libertad religiosa". Por ejemplo, en agosto de 2022, en Zulia, el pastor Ronald Soto fue asesinado en el interior de su iglesia evangélica, aunque las fuentes indican que era víctima de extorsión, por lo que se atribuye su autoría al crimen organizado.

No obstante todo lo anterior, en la crónica semanal sobre cristianos perseguidos que elabora Hispanidad se recogió recientemente que Mons. Jesús González de Zárate, Arzobispo electo de Valencia y presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), y el equipo de Cáritas Venezuela fueron agredidos por un militar chavista, según denunció el cardenal Baltazar Porras.

Mons. González habría sido agredido durante la celebración de la misa y antes de disponerse a entregar ayuda material a los damnificados por las fuertes lluvias y la crecida de un río en la localidad de Cumanacoa. “Uniformados castrenses interrumpieron la homilía y advirtieron a González Zárate que el único autorizado para repartir ayuda a los afectados era el gobernante Nicolás Maduro”, explicaron personas del pueblo.

Así pues, salvo esta excepción, los ataques a los católicos por parte de la dictadura chavista no tienen nada que ver con los de Daniel Ortega en Nicaragua…