En el plano ejecutivo, los principales líderes demócratas siguen atacando con fiereza a los magistrados del bloque conservador del Tribunal
Y continúa el desafío de los demócratas al Estado de Derecho. Si con anterioridad contábamos en Hispanidad que el partido de Biden pretendía burlar la sentencia del Tribunal Supremo sobre el aborto por las vías legislativa, judicial y violenta, el ataque progresista a la democracia se ha agravado.
En las calles, los demócratas ya no solo se limitan a incitar a la violencia contra el Alto Tribunal apoyando a los grupos radicales desde la barrera, sino que toman papel protagonista en los actos violentos. Así, en una manifestación de los grupos radicales abortistas cercana al Capitolio, 17 congresistas demócratas, entre ellas las líderes del sector antisistema del partido Ilhan Omar y Alexandria Ocasio Cortez han sido detenidas por la policía por impedir la circulación frente al Tribunal Supremo y pese a ser requeridas hasta en tres ocasiones por las fuerzas del orden para que cesaran su agresiva conducta. Aun habiendo sido detenidas, han seguido “caldeando el ambiente” y han afirmado que volverán a las protestas violentas, hasta tal punto que la congresista demócrata por Nueva York, Carolyn Maloney, también detenida, ha afirmado: “El Partido Republicano y la extrema derecha están detrás de esta decisión que no es provida sino procontrol de los cuerpos de las mujeres. El objetivo final es la abolición nacional del aborto. No les dejaremos.Volveremos”.
En el plano legislativo, continúa también el desafío al Supremo. Si la semana pasada los demócratas aprobaban en el Congreso una propuesta de ley para codificar el aborto a nivel federal, esta semana ha continuado la batería diaria de propuestas de ley para regular a nivel federal las causas progresistas.
Si la semana pasada los demócratas aprobaban en el Congreso una propuesta de ley para codificar el aborto a nivel federal, esta semana ha continuado la batería diaria de propuestas de ley para regular a nivel federal las causas progresistas
Para prevenir posibles futuras decisiones del Tribunal Supremo contrarias a los postulados progresistas radicales, los demócratas han adoptado una propuesta de ley para garantizar el acceso a la contracepción a nivel federal. En este caso, la propuesta se ha aprobado en el Congreso de mayoría demócrata por 228 votos a favor y 195 en contra. Todos los demócratas han votado a favor, con la oposición de la totalidad de la oposición republicana, con la excepción de ocho republicanos que sí han votado a favor. Curiosamente, cinco de los ocho republicanos que se han unido a los demócratas son precisamente del grupo de los diez republicanos que votaron a favor del último impeachment a Donald Trump, pertenecientes al cada día más irrelevante sector neoconservador del Partido Republicano, integrado por antitrumpistas rabiosos como Liz Cheney, Adam Kinzinger, John Katko, Anthony Gonzalez y Fred Upton, de los cuales algunos ni siquiera se presentarán a la reelección en las elecciones de noviembre, dado que las bases republicanas les rechazarían como candidatos en las elecciones primarias y, en el caso de los que sí se presentan, como Liz Cheney, sufrirán con casi total seguridad una dura derrota en las primarias, como ya contó Hispanidad.
Y el sectarismo demócrata no se limita al aborto y al control de natalidad, también para prevenir una posible decisión futura del Tribunal Supremo que elimine el precedente Obergefell v. Hodges, por el que se legalizó el matrimonio homosexual en Estados Unidos, la mayoría demócrata del Congreso ha aprobado una propuesta de ley para codificar el matrimonio homosexual.
No obstante, toda esta batería legislativa de los demócratas deberá pasar también el filtro del Senado para convertirse en ley, donde los progresistas necesitan una mayoría reforzada de 60 votos, con lo que al existir empate a cincuenta senadores entre demócratas y republicanos en la Cámara Alta, y dado que los progresistas únicamente ostentan la mayoría por el voto de calidad de desempate de la vicepresidenta Kamala Harris en su condición de presidenta del Senado, necesitarían al menos diez votos republicanos para alcanzar sus objetivos. Y cuando el debate llegue a la Cámara Alta, habrá que analizar el devenir de los acontecimientos, dado que si bien la postura contraria al aborto y la contracepción es abrumadora entre las filas republicanas, con muy escasas excepciones como es el caso de las senadoras Susan Collins y Lisa Murkowski, con respecto al matrimonio gay, la oposición republicana es mayoritaria pero no unánime. Recordemos que la votación en el Congreso sobre el matrimonio homosexual ha sido de 267 votos a favor por 157 en contra, ya que a la totalidad de los demócratas de la Cámara se han unido 47 republicanos que también han votado a favor.
En el plano ejecutivo, los principales líderes demócratas siguen atacando con fiereza a los magistrados del bloque conservador del Tribunal. Así, la vicepresidenta Kamala Harris ha ido todavía más allá que su jefe de filas Joe Biden, que calificó como “radicales de Donald Trump” a los miembros conservadores del Supremo, y ha comparado el fallo del Tribunal Supremo que elimina la protección constitucional del aborto con la esclavitud, afirmando que “nuestro país tiene un historial de reclamar la propiedad de los cuerpos humanos”.
Y no cesa el ataque contra el Supremo. Al intento de codificar el aborto, la contracepción y el matrimonio homosexual, los demócratas también han rescatado el plan de Biden de aumentar el número de magistrados para volver a retener el control progresista en la Corte Suprema. Se trata de un auténtico escándalo, por cuanto la máxima instancia judicial del país está compuesta por nueve miembros y esa cifra nunca ha variado desde 1869 con la aprobación del denominado “Judiciary Act” o Ley estatutaria judicial que fijó la composición del Tribunal Supremo. Existe un precedente de otro presidente, “casualmente” también demócrata y progresista, como Franklin Delano Roosevelt, quien también trató de ampliar el número de magistrados de la Corte Suprema en 1937, para garantizar el control ideológico de la misma. Su plan fracasó y fue rechazado de forma aplastante por el Senado en una votación de 70 votos en contra por solo 20 a favor. Sus propios compatriotas demócratas rechazaron mayoritariamente la propuesta y el Comité Judicial del Senado señaló que “era esencial rechazar la moción para garantizar la continuidad de nuestra democracia constitucional” y que “nunca una propuesta semejante debería volver a presentarse ante los representantes libres del pueblo libre de América”.
Separación de poderes. El congresista demócrata por Georgia Hank Johnson ha afirmado que el actual Tribunal está “en conflicto con nuestra democracia”
Este precedente no parece detener a los progresistas, ya que un grupo de legisladores demócratas han expuesto la necesidad de una ley que permita añadir cuatro magistrados más al Tribunal Supremo, para contrarrestar lo que han denominado como “ala de extrema derecha del Tribunal Supremo que ha eliminado Roe contra Wade”.
El congresista demócrata por Georgia Hank Johnson ha afirmado que el actual Tribunal está “en conflicto con nuestra democracia” ya que “nuestras libertades básicas están en peligro por la mayoría conservadora de la Corte Suprema”.
Johnson ha justificado su propuesta señalando que la juventud de los tres magistrados designados por el expresidente Donald Trump, Brett Kavanaugh, Neil Gorsuch y Amy Coney Barrett, quienes todavía están en la cincuentena, hace entrever una mayoría conservadora duradera en la Corte.
Sin embargo, Johnson no ha efectuado la misma consideración acerca de la última magistrada que ha accedido a la Corte, Ketanji Brown Jackson, de 51 años, dado que Brown Jackson es progresista y ha sido nominada por el presidente Biden y, por ende, en el ideario demócrata, sí tiene legitimidad para acceder al Tribunal Supremo, derecho que según los progresistas no tienen los magistrados de perfil conservador.
No contento con ello, el congresista Johnson también ha tenido palabras “preciosas” para otro de los magistrados conservadores del Tribunal Supremo, Samuel Alito, precisamente el ponente del fallo Dobbs v. Jackson Women's Health Organization, que ha eliminado la protección legal del aborto de quien ha señalado: “Puedes ver el brillo en sus ojos cuando piensa en lo que quiere hacer para diezmar los derechos de las personas y devolvernos a la Edad Media”. ¡Qué gran visión tiene usted congresista!
Mientras tanto, sigue agravándose la violencia abortista en las calles, y los republicanos están valorando la presentación de un “impeachment” o procedimiento de destitución contra el Fiscal General de la Administración Biden Merrick Garland. Así, el congresista republicano por Ohio y miembro del Comité Judicial del Congreso, Jim Jordan, ha denunciado la inacción cómplice de Garland, quien no ha ejercitado acciones contra los responsables de los ataques contra iglesias y centros provida en EEUU.
Sigue el desafío demócrata al Estado de Derecho…