Lo que no se ha dicho: miles de manifestantes se congregaron en la capital federal Washington DC, para protestar contra el fraude en las elecciones presidenciales. El ambiente era alegre y festivo, hasta el punto que el propio presidente Trump se acercó a la zona para saludar a los manifestantes. Sin embargo, al caer la noche, dato relevante dado que todos los cobardes buscan el cobijo de la oscuridad para encubrir sus deleznables actos, los manifestantes a favor del presidente Trump fueron brutalmente asaltados y agredidos. ¿Por quién? ¿A que lo adivinan? Efectivamente, por los civilizados muchachos del grupo de extrema izquierda Antifa y del movimiento marxista Black Lives Matter. Se vivieron escenas de auténtico pánico: desde agresiones físicas, lanzamiento de huevos, líquidos inflamantes e incluso proyectiles explosivos contra los partidarios del presidente Trump.

Lo cierto es que son tan civilizados y modernos los aliados callejeros de la progresía mediática, que ni siquiera niños y mujeres se salvaron de las agresiones de los radicales antisistema. Les advertimos de la dureza de las imágenes. 

Fue tal la tensión que el presidente Trump exigió a la policía de la capital federal que protegiera a los manifestantes de la violencia extrema de los fanáticos de extrema izquierda y acusó a la alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, del Partido Demócrata, de permitir el linchamiento de los manifestantes.

La mera presencia de los ciudadanos protestando en las calles contra el fraude electoral era demasiado para la progresía mediática, que ha pasado a la siguiente fase. Ya no sólo se busca la censura en medios de comunicación de todo tipo de información acerca del fraude electoral, sino que se va a acallar también la denuncia del mismo en las calles por medio de la violencia. 

Sobra decir que Joe Biden, el mismo que invocaba la necesidad de unidad, no ha condenado ninguna de estas agresiones.

Lo cierto es que los líderes demócratas siguen incitando al enfrentamiento. El mejor ejemplo lo tenemos en el muy progresista gobernador del Estado de Nueva York, Andrew Cuomo, quien en un alarde de matonismo político afirmó que “Si no fuera gobernador de Nueva York, golpearía a Trump”. No te preocupes Andrew, ya tienes otros en las calles para hacerte el trabajo sucio. 

No piensen que es casualidad la aparición de los radicales de extrema izquierda, justo cuando comienzan a ser más evidentes los indicios de fraude electoral en las elecciones. Si los tribunales dan la razón al equipo jurídico del presidente Trump y avalan la existencia del fraude electoral, los fanáticos de extrema izquierda incendiarán las calles y negarán la falta de legitimidad de las elecciones… con el apoyo entusiasta de los medios de comunicación y de los líderes demócratas. A fin de cuentas, como bien nos explicó el “intelectual” líder de Black Lives Matter en Nueva York, Hawk Newsome: “Quemaremos este sistema si no se nos da lo que queremos”. Es decir, que o Biden presidente o EEUU arde.