"Los soldados del Califato detonaron un artefacto explosivo contra una gran reunión de cristianos infieles en la ciudad de Marawi mientras realizaban rituales politeístas”. De esta forma, el Estado Islámico reivindicaba su excrecencia: un explosivo letal en plena eucaristía, o sea, en pleno "ritual politeísta". No olvidemos que el ISIS es un producto surgido de la "primavera árabe" de Barack Obama, es decir, producto de una más entre las muchas barbaridades del alabado mandatario norteamericano. Es decir, reivindicaban la bomba colocada en plena Eucaristía, en el sur de Filipinas, a consecuencias de la cual morían cuatro católicos inocentes.

 

¿Acaso hemos olvidado que existe en España una importante colonia filipina y que el catolicismo asiático existe aún hoy gracias a la evangelización española de aquel poblado país?

No se asombren del politeísmo, otra de las memeces islámicas acerca del Cristianismo: no comprenden lo que se puede comprender del misterio de la Santísima Trinidad, porque son incapaces de distinguir entre los conceptos de naturaleza y persona. Los cristianos adoramos a un solo Dios, una sola naturaleza en tres personas distintas, porque sabemos distinguir entre los conceptos de naturaleza -¿Qué es?- y persona -¿quién es?-. Ellos no saben y en su estupidez, los islámicos nos tildan de politeístas.

Atentado en París: ¿un islámico loco o un loco islámico?

En Asia, es Filipinas el país que sufre en mayor medida el terrorismo islámico. ¿Por qué? Por ser el único país católico del continente, naturalmente.

Pero es que mientras esto ocurría en Filipinas -atentado, que, por cierto, apenas ocupaba páginas o pantallas de los periódicos españoles y europeos- en París proseguía la farsa. Lo importante era criticar al otro representante de Occidente en Oriente próximo, es decir, a Israel. Y entonces sucedió que en el mismísimo París, un islámico asesinaba de un machetazo a un turista alemán en las proximidades de la Torre Eiffel. De paso, hería a un inglés y un francés, todo ello al grito de "Alá es grande" y, naturalmente... para vengar los muertos musulmanes en Afganistán, Sudán, Gaza y no sé cuántos sitios más.

Está claro que en Europa podemos convivir -no sólo eso, también ayudar a- con cualquier tipo de inmigrantes. Pero, ¿es posible con los musulmanes, que no se integran jamás, que lo exigen todo sin dar nada a cambio, salvo asesinatos?

Ojo, se trata de un hombre de nacionalidad francesa, joven, ya nacido en Francia. Es decir, hablamos de islámicos de segunda generación que, en lugar de sentirse agradecidos al país que les ha acogido se revuelven contra él y se convierten en radicales, con el objetivo de convertir a Francia, España o Alemania en la misma miseria liberticida de la que sus padres huyeron. Son radicales provenientes del mundo islámico (este de padres iraníes), lo que lleva a preguntarse si es posible en Europa convivir en paz con los inmigrantes musulmanes. Está claro que se puede convivir con cualquier otro tipo de inmigrantes. Pero, ¿con los musulmanes también?

Sin embargo, enseguida surgieron las autoridades francesas, como toda Europa prisioneras de un síndrome de Estocolmo lamentable respecto al islam, para asegurar que el hombre sufría trastornos mentales. Vamos, que no sabemos si era un musulmán loco o un loco musulmán. Habrá que recordar que el loco no tiene por qué ser malo pero el malo sí que acaba por volverse loco... pero tan culpable es de su primer crimen como del decimocuarto.

Lo gracioso, por decir algo, es que el atentado, llegaba horas después de la consiguiente manifestación francesa por Palestina y contra Israel, es decir, repito, el representante de Occidente en Oriente próximo. En cuanto oye hablar de manifestación el presidente francés, Emmanuel Macron, se da por aludido y prorrumpe en necedad manifiesta: le echa la bronca a Israel, que sin duda la merece, pero no es esa ahora la cuestión- por sus bombardeos en Gaza. Conclusión: un asesinato islámico a las pocas horas, en el centro de París.

La cuestión de fondo: "Dentro de 50 años vuestras mujeres vestirán con velo, porque nosotros creemos en algo mientras vosotros ya no creéis en nada

El atentado en Filipinas, apenas recogido por los medios europeos y españoles y el atentado en París son dos síntomas de la misma: la invasión musulmán de Occidente y la expulsión cristiana de Asia, un continente, el más poblado controlado por el triángulo demoniaco:oranteísmo hindú-indio -el más grave de todos a pesar su apariencia pacífica-, comunismo capitalista chino e islamismo, con doble sede -afortunadamente enfrentadas entre sí- en Riad y en Teherán.

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Ahora bien en todas las guerras entre Occidente y el Islam han terminado ganando el primero. Habrá costado más o menos pero el Islam, puesto sobre el tapete, no es sino una torpe caricatura de la filosofía cristiana. El problema es que no estamos ante una guerra abierta sino ante una invasión presuntamente pacífica de unos musulmanes que no quieren vencer a Occidente en el campo de batalla sino aprovechar la descristianización de un Occidente en disolución, para imponer su macabra ley en tierras cristianas. Se hacen realidad en 2023, aquella proposición de las escuelas islámicas dirigida a los occidentales: "Dentro de 50 años vuestras mujeres vestirán con velo, porque nosotros creemos en algo mientras vosotros ya no creéis en nada". Y con eso está dicho todo.