"El que se ha preocupado por ser poco razonable está preparado para ser poco amable", dijo Chesterton. Al parecer eso es lo que le ocurrió al bueno de Pedro Sánchez en este fin de semana políticamente intenso a la manera del crustáceo: duro por fuera blando por dentro.
La verdad es que no es para menos en el caso del PSOE porque el ridículo en que Sánchez se ha visto sumido por el caso de Francisco Salazar, otro de sus hombres de confianza que iba a ser elevado al estrellato y minutos antes es acusado de acosador sexual, es para romper las meninges y destruir el ánimo al más templado. Toda la estrategia de Pedro Sánchez se fue por el sumidero en un minuto. Entonces, volvió a echar mano de lo único que le queda, su egolatría, se autitutuló 'el capitán' y con mucha humillación exigió que le rindieran pleitesía.
No cuela, don Pedro: es usted víctima de su propio feminismo exacerbado, que usted mismo ha llevado al culmen de la mentira y de la estupidez: da igual que un varón sea inocente, si una mujer le acusa de acosador está laminado.
Desde no muy lejos, desde Ifema, en Madrid, el rey de la nada, Alberto Núñez Feijóo se regocijaba del ridi del PSOE. Hacía bien, pero él tampoco ofrecía nada. Peor: Feijóo reivindicó el centro-reformismo de Aznar. es decir, el centro de la nada.
A lo mejor tiene razón la majadera de Ione Belarra: PSOE y PP son una misma cosa. De hecho se trata de dos socialdemocracias liberticidas y ruinosas. Y también tiene parte de razón cuando asegura que el bipartidismo ha muerto, Desde luego, el bipartidismo PSOE-PP sí que ha muerto... aunque doña Ione sólo lo dice porque su Podemos murió tiempo atrás y ella busca a la desesperada una resurrección a cualquier precio.
Vamos con el balance final de este largo fin de semana, protagonizado en Madrid por los socialistas y por los populares.
Podríamos establecer el siguiente epitafio: Sánchez ofende, Feijóo aburre. Pedro no puede salir a la calle porque ha generado verdadera animadversión entre gente de todas las edades e incluso de todas las ideologías: nadie aguanta su egolatría y sus mentiras. Por eso sale tan poco a la calle y por eso está continuamente en foros organizados y cerrados al público: Sánchez ya no le habla al pueblo, habla a las cámaras de TV.
Y ojo, porque el secretario general del PSOE se ha convertido en "el capitán", otra egolatría que constituye un muy serio peligro para las libertades en España.
Por su parte, el presidente del PP resucita el centro-reformismo, o sea, el centro de la nada. Vuelve a 1996, cuando Aznar se olvidó de cualquier tipo de principio moral, esos que ahora reivindica, y respondió a su vicepresidente primero, Álvarez Cascos, cuando este le preguntó por el objetivo del nuevo gobierno: "Durar", fue la respuesta.
Por todo ello, podría y debería ser el momento de Santiago Abascal.
El momento para que el líder de Vox, ante tanta sosería del PSOE y del PP, diera un paso adelante, a lo Giorgia Meloni, y planteara la alternativa posible: una filosofía cristiana y una economía liberal. Volver a los principios morales cristianos, lo único que puede mantener orden y libertad, y, en economía, defender la propiedad privada pequeña, familias libres capaces de sostenerse a sí mismas.
El problema de Vox es que Abascal parece conformarse con ser un buen opositor y está rodeado por un grupo de 'pensadores de cámara' -de cámara cerrada- donde el alma azul pesa más que el alma cristiana y que el alma liberal.
Con todo, el Sanchismo es una podredumbre en estado terminal, un zombi que se resiste a morir y que sólo sabe matar. El feijonismo, por su parte, es una sosería sin otro programa que el tacticismo para llegar al Gobierno. El bipartidismo no ha muerto, ese bipartidismo, el del PP y el PSOE, sí. Y Abascal visitando fincas taurinas.












