Ya hemos dicho en Hispanidad que Pedro Sánchez no suma, resta. Desaparecida -por fuego amigo yolandesco- su gran rival en la animadversión nacional, es decir, doña Irene Montero, que aún caía más gorda que él, sobre todo a las españolas, la diana de la malquerencia española es el presidente del Gobierno. 

Encerrado como vive en Moncloa, de la que sólo sale en Falcon  para ir de moqueta en moqueta, de espaldas a Ferraz, le aconsejan que se prodigue poco, pero pedirle discreción a un Narciso es como decirle a un pirómano que regale sus cerillas: sólo se logra mediante la fuerza. Y además, lo interpreta como una ofensa y te despide.

Estamos ante una campaña electoral sin ideas y sin propuestas: el que piensa, pierde

En cualquier caso, la egolatría del presidente se ha convertido en una rémora para el PSOE en el 23-J y ha provocado la táctica del PP: Alberto, no respires, ni te muevas, Alberto. Por dos razones. la primera es que en cuanto te mueves, Feijóo, la fastidias. Tus palabras son veneno para nuestras aspiraciones electorales. En segundo lugar, porque corremos el riesgo de disminuir la gran baza electoral del PP: el protagonismo arrogante e insufrible de Pedro Sánchez Pérez-Castejón.

Los asesores del presidente aseguran que la aversión a Sánchez es irracional. Y, según se mire, es cierto: ahora, cinco años después de su llegada a Moncloa, se ha convertido, en efecto, en irracional. Simplemente, no le soportamos. Sí, existen razones de peso, muchas, para que todo español sensato desee que este tirano que presume de demócrata, se marche a su casa cuanta antes. Pero la principal razón de ahora mismo es un sentimiento primario: yo a este tío no le aguanto.

Elecciones tristes: si Sánchez pierde las elecciones será, no por las bestialidades que ha perpetrado, sino porque su egolatría le hace insufrible

Así, nos encontramos, ante una campaña electoral sin ideas y sin propuestas: el que piensa, pierde. Figúrense si estaremos viviendo una campaña sin ideas que el PP ha nombrado portavoz a Borja Sémper y el PSOE a Pilar Alegría. En ambos casos, sus últimos pensamientos racionales datan de su primera comunión.

¿Y todo esto es positivo para España? Pues sí y no. Son unas elecciones tristes: si el 23-J Sánchez pierde -y va a intentar cualquier tipo de trampa para no perder- no será por las bestialidades que ha perpetrado, sino porque su egolatría le hace insufrible para la mayoría. Esto no es bueno, pero que Sánchez se marche, a ser posible a su casa... eso es bonísimo. Así que, ¡hágase el milagro y hágalo el diablo! Pero no, no dice mucho bueno ni de nuestra clase política... ni de nosotros mismos.