El paripé de Trujillo
El gobierno portugués de Antonio Costa tiene el apoyo del Bloque de izquierdas (lo más aparecido a Podemos, aúnque como decía un banquero español presente en el país vecino, “más sensatos”), del Partido Comunista portugués, del Partido Ecologista Verde (PEV) y del único diputado del partido animalista.
Ahora bien, las diferencia entre el Gobierno portugués y el español es que Costa dirige un gobierno de socialistas e independientes, no un Gobierno de coalición. Este fue el error garrafal de Pedro Sánchez: un gobierno de coalición con Podemos, vicepresidencia incluida. Pablo Iglesias no aceptaba otra cosa y él no tenía categoría para forjar un gobierno monocolor con pacto de legislatura con la oposición, porque nadie le respetaba ni respeta.
Pensábamos que el aparato de propaganda moscovita no podía caer más en ridículo… hasta el paseo de hermandad por Trujillo entre las vicepresidentas Calviño y Díaz
En pocas palabras meter a los neocomunistas -verdaderas termitas- en el gobierno de la nación, es algo que ningún socialista español había osado desde septiembre de 1936, una vez iniciada la guerra civil española. Pero, Sánchez es así.
Por tanto, Sánchez invoca a Portugal aunque Costa no fue tan necio como él: apoyado por los comunistas (que ahora le chantajean con los presupuestos, pero desde el parlamento) pero sin introducir a la zorra en el gallinero, a los neocomunistas en el gobierno de Portugal.
Y la segunda diferencia, que durante la Cumbre hispano-lusa del jueves en Trujillo, el propio Sánchez se encargó de recordar, que la republicana Portugal otorga más poderes a su presidente que la monárquica España a su Rey: aquí es el presidente del gobierno, no el jefe del Estado, quien convoca elecciones.
El Gobierno se impregna del espíritu Irene Montero que ha viajará a la Palma para inspeccionar el machismo volcánico… o al volcán machista de Cumbre Vieja: 525 millones de euros de presupuesto
En la Cumbre de Trujillo se puso de manifiesto, el momento de España el momento actual de España, un país camino de la ruina bajo el Sanchismo: Pedro Sánchez vive aferrado al sillón presidencial y en mano de Podemos. Por de pronto, y de cara a la reforma laboral, Sánchez ha cedido ante Yolanda Díaz y ha ordenado callar a Nadia Calviño. Simplemente, el presidente del Gobierno vive chantajeado por un Podemos cada vez más declinante pero inserto en el gobierno. Eso sí, le sirve para presumir de cumplir su palabra, por ejemplo con la ley de eutanasia. Oírle presumir de esto en Trujillo, qué quieren que les diga: produce cierta repugnancia.
Esto es: el inquilino de Moncloa no puede convocar elecciones porque corre el riesgo de perderlas. Por tanto, tiene que tragar con el chantaje podemita, que no tiene fin. Ni lo tendrá: Podemos sabe que es una fuerza declinante en las urnas y que sólo tendrá poder mientras esté en el Gobierno… y también sabe que Sánchez no puede convocar elecciones.
Más: pensábamos que el aparato de propaganda moscovita no podía caer más en ridículo… hasta el paseo de hermandad por Trujillo entre las vicepresidentas Nadia Calviño y Yolanda Díaz, a ver cuál dejaba a la otra atrás para no tener que cruzar palabra. Patético.
El trasfondo: Sánchez ha forjado un gobierno de majaderos, impregnado del espíritu de Irene Montero, la ministra que viajará a la Palma para inspeccionar el machismo volcánico… o al volcán machista de Cumbre Vieja. El Ministerio de Igualdad tiene presupuestado para 2022 unos 525 millones de euros: ¡Tiembla Cumbre Vieja, que eres un volcán heteropatriarcal!