Sucedió en Callosa del Segura, provincia de Alicante, según se mira al este. El Ayuntamiento decidió quitar una cruz, donde aparecían nombres de españoles muertos por los republicanos. Naturalmente, una ofensa gravísima a la democracia por cuanto, como es sabido, los milicianos socialistas, comunistas y anarquistas no mataron a nadie: sólo mataron los fascistas.  

Pero lo mejor es la fundamentación jurídica que hace el Tribunal Supremo. Afirma que se puede quitar esa cruz porque sólo alude a asesinados del Bando Nacional. Es decir, una prudentísima memez del Alto Tribunal. Señores del Supremo, hablamos de la cruz de Cristo, no de la cruz de los nacionales ni de los republicanos. Cada creyente reza a esa cruz en nombre de quien le venga en gana y eleva sus preces por lo que... le viene en gana. 

El Tribunal Supremo acaba de recordar otra solemne memez, esta poco prudente, del Secretario General de Presidencia del Gobierno, Fernado Martínez, cuando postulaba que había que derribar la Cruz del Valle de los Caídos porque se trataba de una cruz franquista. La cruz existe desde hace más de 2000 años. Franco nació en 1892. Memez tras memez.