Ocurrió en el Senado el pasado martes 19, durante la Sesión de Control del Gobierno. A instancia del portavoz del PP en la Cámara Alta, Javier Maroto, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con un rostro pétreo espectacular aseguró que el Partido Popular era el culpable de que España tuviera que pagar 1.000 millones de euros, que los fondos de inversión habían invertido en energías renovables. Ahora bien, la caradura del presidente es insigne, porque el Reino de España es acusado en los laudos arbitrales de haber incumplido su palabra en las subvenciones a todo aquel que ponía un molinillo eólico o una huerta solar.

Veamos qué nos dice la historia. Las subvenciones a las renovables se iniciaron, mínimamente, con José María Aznar. Pero fue Rodríguez Zapatero quien elevó las dádivas hasta unos extremos de increíble generosidad porque la izquierda tenía que ser la más verde de todas. Tanta fue la actitud desprendida del Ejecutivo que el déficit de tarifa se disparó y elevó la factura de la luz de todos los españoles. Y, ojo, el primero en darse cuenta de esta locura no fue Rajoy, sino el ministro de Energía de Zapatero, Miguel Sebastián. Redujo súbitamente la rentabilidad de las renovables y a partir de ahí comenzaron las querellas contra el Reino de España.

Llegó Rajoy con José Manuel Soria y continuó el camino emprendido por otra vía: el lugar de restar subvenciones, subió impuestos. Y con ello consiguió controlar el déficit de tarifa que elevaba el recibo de la luz. Naturalmente, los fondos de inversión redoblaron sus querellas... porque querían seguir forrándose. 

Es verdad que parte de esas querellas se perdieron, pero conste que, tanto las generosas subvenciones a las renovables como el necesario recorte de esas generosidad no es obra de los populares, como afirma el jetas de Sánchez, sino de los socialistas. 

Y si Sánchez pudo mentir en el Senado fue porque Javier Maroto no tenía ni idea de lo que estaba hablando.